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Verano iniciático / Por Anabel Poveda

Verano iniciático / Por Anabel Poveda

Seguro que alguno lee el título del blog, después de tantos meses de silencio, y piensa… a la rubia se le ha subido la decoloración a la cabeza y va con una estación de retraso.

Y es cierto, pero tiene explicación… os diré que mi calendario se rige por manoletinas, sandalias, playeras y botas de borreguito, y todavía no he guardado las chanchas.

Conclusión: seguimos en verano.

Sabía que llevaba mucho tiempo sin escribir, pero el shock ha sido comprobar que me ha dado tiempo a hacer dieta, mantenimiento y a volver a engordar la mitad de lo perdido.

‘Mea culpa’. Se me ha ido de las manos este periodo de reflexión, cualquiera diría que tenía que decidir mi voto en las próximas elecciones generales…

Lo positivo es que han sido meses de conocer sitios nuevos, abrir nuevas líneas de negocio y empatizar… Y todo eso es carne de blog.

bPaseo en barco por Ceuta

«Paseo en barco por las aguas de Ceuta»

El primer descubrimiento fue Ceuta… la boda de uno de mis mejores amigos me llevó rumbo a África, ferry incluido, y aprovecho este humilde espacio para hacerle un homenaje porque es una ciudad pequeñita, acogedora y con mucho encanto.

No sé si porque la boda fue preciosa, porque los dos guardaespaldas con los que fui tienen mucho arte, o porque me puse morá de pinchos morunos, pero recomiendo “parada y fonda” en este rinconcito español con sabor a especias.

El segundo experimento consistió en viajar a la playa acompañada… y no precisamente de Canela. Este verano decidí ahorrarle a mi peludita el trago del coche y la cambié por una turista colombiana, un ingeniero marroquí, un traductor de idiomas, una jubilada marchosa, un chico joven y un perro de 40 kilos.

Voy a puntualizar que no los llevé a todos a la vez, que no tengo una furgoneta. Han sido mis compis de ida y vuelta de ese gran invento llamado Blablacar.

blabla

Nunca se me había pasado por la cabeza, pero la experiencia fue muy grata. Encantadores es poco, empezando por el pasajero de cuatro patas. Se agradece la charla, compartir gastos y no tener que romper la hucha, que está la gasolina para pegarse una pechá de llorar delante del surtidor.

Como dijo la Jurado, que en paz descanse: “no vengo más nunca al AVE”. Me monto una sucursal de ALSA en el Honda Civic y tan contenta, que encima estoy con la autoestima en todo lo alto. Tengo mejores notas en Blablacar que en la universidad… soy más fiable al volante que Fernando Alonso, tope simpática, amable y llevo el coche como los chorros del oro. ¿Qué más se puede pedir? Súbanse con la rubia y no se arrepentirán. No me hace sombra ni Gurruchaga cuando cantaba “Viaje con nosotros”.

bestivill

El tercer descubrimiento llegó en Calpe. Este verano tuve la suerte de cuidar a mi sobrina Náyade en la playa mientras sus papás se ganaban el jornal en Madrid. La adoro, para qué os voy a mentir, estar con ella es lo que más me gusta en el mundo, pero… ¡Aaaamigo! He vivido en mis propias carnes la diferencia entre visita y jornada, que Coco me dejó claro lo de arriba, abajo, cerca y lejos… pero se le olvidó que tres horas con un bebé no tienen nada que ver con 24/7.

Mi rubia de ojos azules es agotadora… no para quieta y yo que soy una tía entregada, pues juego, bailo, canto, hago performances varias, la cojo en brazos, la paseo, le cuento cuentos y lo que haga falta; pero claro… ahora entiendo a las madres cuando dicen que respiran porque es automático. He estado ocho días sin peinar, vestida sin sentido y con ojeras de oso panda. Si la niña caía en brazos de Morfeo a las diez y media, su tía lo hacía diez minutos después.

Seamos sinceros, la paternidad es agradecida, pero ‘cansá’. Tanto he empatizado con sus progenitores que me rondaba la idea de pedirles un segundo y he decidido coserme la boca con alambre.

Yo, con vuestro permiso, pido hora con mi fisio, me recupero de la paliza y sigo ejerciendo de tita que, visto lo visto, es el mejor rol del mundo.