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Unas Ferias de Alcalá ruidosas / Por Óscar Sáez

Unas Ferias de Alcalá ruidosas / Por Óscar Sáez

Alcalá ha cerrado sus Ferias con un balance ruidoso. Los improvistos que han ido bombardeando toda la semana han hecho que se haya producido mucho ruido durante las Fiestas: la cancelación de los festejos taurinos, de conciertos que no eran de Ferias como el de Rosario o el Urban Fest, la (no) Feria de Día o la sensación de orfandad del Ferial, donde faltaban puestos y hubo protestas de los feriantes con apagones de luz incluidos, han empañado otros momentos que han destacado, que han sido también unos cuantos.

Pese al precio de las entradas, más de 15.000 personas han acudido a los conciertos de La Muralla, una alternativa que hay que cuidar, pulir y mejorar, pero que coloca en el mapa musical a Alcalá de Henares. Melendi, Manuel Carrasco, Ara Malikian o Izal regalaron cuatro conciertazos. Pincharon Julieta Venegas y David DeMaría, así como Se llama Copla. Además, Bertín Osborne y Arevalo metieron a 1.500 personas, pese a la polémica generada durante los días previos. Quizás hay que pulir el cartel, pero desde luego los alcalaínos han respaldado con su presencia una propuesta, que, no lo olviden, al Ayuntamiento de Alcalá sólo le cuesta 50.000 euros.

Dentro de estos conciertos, siempre quedará para el recuerdo la bulería de Alcalá que Manuel Carrasco se cantó antes de acabar su actuación, un segundo himno que la ciudad tendrá que explotar. También se recordará el pregón de Rayden y su rap de las peñas o la labor de las peñas, que una vez más mostraron su lado solidario, con numerosas acciones para ayudar a los más necesitados, como los 1.600 kilos recogidos en la lectura solidaria para el Banco de Alimentos. Los gigantes o el tobogán acuático también estarán en el lado positivo de las Ferias 2016, así como los conciertos de La Paloma, que presentaron un gran cartel.

En el otro apartado, en el negativo, queda el Ferial. La ausencia de puestos y las protestas contra el Ayuntamiento de los feriantes han ido calando entre los vecinos. Quizás sea el momento de dar una vuelta al Ferial y cambiar el modelo de casetas, de atracciones y ver qué hacen en otros municipios. En cualquier caso, sea el modelo el acertado o no, tengan razón los feriantes o el ayuntamiento, la polémica nunca puede estallar en Ferias y hay que tener todas las negociaciones cerradas antes de que comiencen.

Lo mismo ocurre con los encierros. Independientemente de quién sea el responsable, suspender unos actos programados durante las Fiestas dan una sensación de improvisación. Son aspectos que se tendrían que haber atajado antes del comienzo de las Ferias y no durante su desarrollo. Más leña al fuego, avivado también por las cancelaciones del concierto de Rosario (para las Fiestas de Val) y del Urban Fest (para el 2 y 3 de septiembre). Ambas noticias se tendrían que haber producido a posteriori y no empañar el buen ciclo de conciertos de La Muralla.

También se echó de menos el ambiente que daba la Feria de Día en otras ediciones. A las tres de la tarde, Alcalá estaba muerta en Ferias. Faltaron barras y casetas para aquellos que huyen del Ferial y de trasnochar y prefieren disfrutar durante las horas de sol.

En definitiva, unas Ferias que ha dejado algunos recuerdos imborrables y mucho ruido que hacen que la melodía de unas buenas Fiestas no se oiga.