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Un homenaje mal planteado intencionadamente / Por José María San Luciano

Un homenaje mal planteado intencionadamente / Por José María San Luciano

El sábado día 5 de este mes de mayo, se inaugura un monumento en las proximidades de la ermita de la Virgen del Val, que pretende honrar y dignificar, sin conseguirlo en su plenitud, a los fusilados en aquellos lugares, con posterioridad al término de la Guerra Civil 1936-1939, que fueron condenados a muerte después de ser juzgados en Consejos de Guerra por la autoridad militar. La idea ha sido hacerlo como sea, deprisa y corriendo, antes de que acabe la presente legislatura, por si luego en la siguiente no fuera posible, y llevar a cabo un acto meramente partidista, en el que es necesario reconocer que los seguidores del anterior régimen, no lo hubieran hecho peor, a pesar de que éstos de ahora ambicionan ser los auténticos puristas de la implantación de la verdadera y autentica justicia histórica.

Da la casualidad de que, hablando de fusilados posteriores a la guerra, en septiembre de 2008, publiqué un artículo en el Diario de Alcalá, que, sin pretenderlo, tuvo una enorme repercusión, al hacerse eco del mismo la prensa de difusión nacional. Por él la sociedad alcalaína y todo aquel que tuviera un mínimo interés pudo conocer que aquí, en Alcalá de Henares, en la primera década posterior a la contienda civil, se habían llevado a cabo fusilamientos, todos ellos consecuencia de sentencias de Consejos de Guerra, sobre todo en los tres primeros años, 1939-1941, y cuya cifra era cercana a las trescientas personas.

La información no era ningún hallazgo de campanillas, sencillamente cualquiera que hubiera visitado el Archivo Municipal se hubiera encontrado con la documentación que demostraba todo ello. Semanas después, gracias al trabajo que había llevado años antes Pilar Lledó Collada en el Registro Civil, contrastamos ambas informaciones y pudimos publicar en noviembre del mismo año dos artículos en el mismo medio informativo con la referencia relativa a todas las personas fusiladas, verificada con el libro del cementerio, y por tanto, correcta prácticamente en su totalidad. Más tarde estudié, uno a uno, en el Archivo Histórico Militar los sumarios de cuantos fueron fusilados en Alcalá en ese periodo de los años cuarenta. Por consiguiente, me creo, sin duda indebidamente, con un mínimo de autoridad para hablar y/o escribir, de este asunto.

¿Por que digo que la idea que persiguen los promotores de este homenaje es parcial, mediatizada, partidista y poco digna, para los méritos que tienen todos, repito TODOS, así con mayúsculas, los que cayeron víctima, exclusivamente de sus ideas, sin haber tenido sus manos manchadas de sangre? Sencillamente porque están cometiendo los mismos errores que cometieron los franquistas hace setenta y cinco años, cuando han tenido la oportunidad de hacer algo con una altura de miras, para la que sin duda distan mucho de estar preparados, a nivel de conocimientos e intelectualmente por supuesto, pero a nivel político tampoco dan la talla, pues para su desgracia, han demostrado que son tan parciales y sectarios como lo fueron los vencedores de la Guerra Civil, o incluso peores.

Debido a mi interés por la historia y por el hecho de que cuando me atrevo a escribir procuro documentarme debidamente, trato de que todo lo que digo pueda ser contrastado con los obligados protocolos y por ello, hablo de esto una vez mantenida una conversación hace un par de meses con el inventor de esta chapuza, el todopoderoso presidente de la Asociación para la Memoria Histórica de esta ciudad, D. Manuel Ibáñez Izquierdo.

Resulta que a esta respetable Asociación se le ocurre estudiar este caso de los fusilamientos en los aledaños de dicha ermita, porque recibe una información, para ellos inédita, [alguien les facilita entre 2014-2015, según este presidente, tres documentos del archivo municipal, de los que yo hablaba en mi artículo de 2008, en los que se mencionaba los fusilamientos en ese paraje, de creo dieciséis personas, cuando hay más de veinte o treinta papeles del mismo tema], que pensando que han descubierto el Mediterráneo, se ponen a investigar. Lo primero que se les ocurre es pensar que en Alcalá hubo fosas, es decir que había habido fusilamientos arbitrarios cometidos por falangistas, legionarios u otras fuerzas de ocupación al conquistar la ciudad, cuando no se les había ocurrido pensar que Alcalá fue zona republicana desde el inicio de la guerra, y por tanto, no había podido existir nada de eso, pues aquí entró el ejército rebelde y vencedor de la guerra junto con la autoridad jurídica militar. Con haber preguntado se hubiera resuelto, pero como aquí, en esta ciudad, según su opinión, todos debíamos ser partidarios del antiguo régimen hasta que llegaron ellos, no estaba bien visto preguntar por temor al engaño. Absurdo desde todo punto de vista.

Alguien les debió decir que la zona se llamaba “Playa de los alemanes”, y como es de rigor se pusieron a buscarla. Aquí, en este caso, sí me llegó alguna noticia, porque un amigo de los “buscadores” más que investigadores, me hizo una llamada telefónica, preguntándome por el lugar en cuestión. El “buscador” era un conocido escribidor de historias locales, que solo cuenta lo que graba en conversación, sin perder el tiempo en comprobar si lo que escucha es cierto. ¡¡¡Con estos mimbres, mal cesto se puede hacer!!!

A mediados del mes de marzo, este Ibáñez insiste en hablar conmigo, con ánimo de contarme su hazaña, enseñarme los documentos en cuestión que habían sido objeto de presentación a la sesión plenaria para la aprobación del monumento que hoy se inaugura y decirme que quería mencionar mi nombre, junto con el de Pilar Lledó en el citado manifiesto. Leída y discutida, entre dicho presidente y yo la información presentada, resultaron como conclusiones las siguientes:

a) El monumento es en memoria de unos pocos, los dieciséis (puedo estar errado en el número, pero por poco) individuos, que figuran en los documentos presentados al Pleno. Cuando pregunto por el resto se me dice que no tienen más documentación. Por consiguiente, no se está honrando a todos sino a unos pocos. Para mayor asombro mío, me dice que, ha tenido noticia de los artículos de 2008 hace poco tiempo y que ya era tarde para reformar la documentación presentada. Triste, pero cierto. Lo peor no es solo eso, es que Ibáñez es profesor de Historia en un establecimiento público. ¡Pobres alumnos!
b) Comento el número más o menos aproximado de cuantos fueron asesinados en esa zona, unos cuarenta y cinco, de un total, según mis últimas averiguaciones, de más de trescientos. Pregunto qué pasa con el resto. La respuesta es simple, ya se hará algo con ellos.
Opino que se está homenajeando a un porcentaje mínimo [12-14%] de cuantos fueron fusilados. ¿Que pasa con más del 80% restante? Ya se hará en su momento, fue la respuesta.
Pregunto la razón de no hacer algo único en el cementerio, pues fue allí donde se fusiló a la gran mayoría. Respuesta: Ya se hará, ahora no hay más tiempo que el que nos da esta legislatura y han pasado dos años y medio. No podemos esperar más.
Ante tales respuestas pregunto si la razón esencial es política. Me responde que sí.
Hago mención a que, en la lista de fusilados de la primera época, es decir de los que figuran en la lista presentada al Pleno municipal, existen miembros de las checas alcalaínas, identificados en la documentación sumarial, como miembros de las patrullas que asesinaron a personas en los primeros meses del golpe militar. Datos de ellos figuran en la obra que personalmente publiqué en 2016, sobre lo ocurrido con vecinos de Camarma de Esteruelas en Alcalá de Henares. La respuesta que recibo es que es consciente, pero que las cosas quedan como están y no se tocan. Por tanto se mezclan personas fusiladas por sus ideas de aquellos que previamente asesinaron sin juicio alguno a vecinos alcalaínos por sus ideas conservadoras.

Ante tales respuestas y haber escrito que tanto Pilar como yo, habíamos contribuido con nuestras investigaciones a ampliar la información que él tenía, cuando la realidad era la contraria, pues lo que fuimos es pioneros en dar cuenta de los fusilados alcalaínos, se le invita a retirar nuestros nombres del mencionado escrito.

Esto es lo que se presenta al Ayuntamiento y se inaugura hoy. Algo sencillamente político, hecho deprisa y corriendo, sin más objetivo que apuntarse un tanto político.

Asisto al Pleno en el que se aprobó la propuesta. Una persona de la Asociación lee su petición, muy pobre para un hecho tan señalado según ella, y comienzan las diversas intervenciones. Quien dirigía por parte de los partidos de izquierda era la concejal de Patrimonio. Alguien comenta que se esta hablando de hechos sucedidos hace muchos años y que no convenía remover antiguos sucedidos, Dicha concejal, sin respeto ninguno a creencias de muchos alcalaínos y cuyo Ayuntamiento en esos días gastaba dinero en publicitar su Semana Santa, responde con la “boutade” de que “más tiempo hace que murió Cristo y se sigue celebrando”, riendo la gracia el Sr. Alcalde, quien en lugar de pedir respeto, no solo a los creyentes, sino al lugar, corporación y asistentes, critica a alguien de la oposición por protestar. Entiendo su gesto al tener que pedir a diario permiso a los partidarios de esta concejal para seguir gobernando. El primer edil dio su talla política, donde no hay leche difícil que salga queso.

Se aprobó la propuesta sin mayor historia.

En el Ayuntamiento de Madrid existe algo similar. Se equivocaron de principio y la alcaldesa convocó una Comisión de expertos que ha propuesto sentido común, reconciliación, y rendir tributo y homenaje a todas las víctimas. ¡Qué lástima que se haya perdido aquí en Alcalá la oportunidad de hacer algo digno, lejos de actos partidistas, sectarios, revanchistas y partidarios del “trágala”! Tampoco hay que asombrarse, ya lo dicen los clásicos “lo que naturaleza no da, Salamanca no lo presta”.