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Teresa Ribera no hunde nada / Por Manuel Peinado

Teresa Ribera no hunde nada / Por Manuel Peinado

Las matriculaciones de vehículos continúan creciendo en España, pero cada año con menos fuerza. En 2018 se matricularon 1.321.438 unidades, una cifra que representa un incremento del 7% respecto al año anterior, el ritmo más lento del último quinquenio. Esta nueva desaceleración se produce en un ambiente en el que creció la incertidumbre sobre el futuro de los vehículos impulsados por motores diésel, cuyas ventas cayeron un 20%.

Los augurios de una mayor desaceleración económica, que habrían ahuyentado a potenciales compradores, se cuentan como uno de los factores que explican el enfriamiento de las ventas. Pero como la mayor caída se ha producido en los vehículos diésel, fabricantes, vendedores e incluso sindicatos se han apresurado a denunciar que desde que la ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera anunció la intención gubernamental de prohibir, a partir de 2040, todos los vehículos que emitan a la atmósfera dióxido de carbono, ya sean de gasolina, diésel o híbridos, se está generando una confusión que retrae la intención de compra, sobre todo de vehículos impulsados por gasoil.

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El anuncio, realizado en octubre, fue el preludio de la presentación el 8 de noviembre del anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética. De creer algunas informaciones, el anuncio tuvo un efecto taumatúrgico sin más precedentes que el de la famosa purga de Benito. Las estadísticas parecen apoyar esa lectura. En noviembre las ventas de diésel cayeron un 40% y el pasado diciembre esa reducción continuó con un 29% adicional. En el acumulado del año los turismos diésel perdieron un 20% de ventas respecto al año anterior y solo representaron algo menos del 36% del conjunto de las matriculaciones.

En el digital La Información los datos se acompañan de un titular apocalíptico «Ribera hunde el diésel: la venta de coches con este carburante se recorta en un 20%». Basta repasar la hemeroteca para desmontar la falacia. Vamos a ello, empezando por recordar que la ministra Ribera tomó posesión el 7 de junio de 2018.

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En abril de 2017, 14 meses antes de la creación del ministerio de Transición Ecológica, el hundimiento del diésel ya era oficial. En octubre de ese año (8 meses antes de la creación del ministerio), los vehículos de gasolina se imponían, dejando a los diésel muy atrás. La imparable tendencia continuaba. Marzo de 2017 marcó un mínimo histórico para las matriculaciones de los diésel en España, con una cuota de solo el 49,9%, un porcentaje inferior a la que alcanzaron la suma de los motores de gasolina, con un 46,1%, y los híbridos y eléctricos, con un 4%. El dato no hacía otra cosa que confirmar la tendencia a la baja de los diésel. La última vez –en un año completo– que el diésel tuvo una cuota por debajo del 50% fue en 1998. Desde entonces, el gasoil había sido el combustible preferido por los españoles, alcanzando una cuota máxima del 71%.

Al completar 2017 se confirmaba: el diésel había perdido su posición hegemónica. En 2016 la cuota de mercado de los vehículos a gasoil fue del 56,8%, y ya había caído sensiblemente desde el 63% del año 2015. Es decir, que desde 2015, cuando gobernaba, que yo sepa, Rajoy, la cuota de mercado de la gasolina no hace más que aumentar. En el primer semestre de 2018, cuando seguía gobernando el PP, el diésel continuaba su caída.

En una prueba más de que los diabólicos poderes destructores de la ministra para destruir el mercado doméstico son limitados, en Europa se empeñaban en lo mismo. Las constantes noticias referidas al diésel y las posibles limitaciones a la circulación en determinadas ciudades con este tipo de vehículos tuvieron consecuencias directas en las ventas de vehículos diésel, tal y como puede comprobarse con los datos relativos a las ventas de coches en Europa durante el primer semestre de 2018. Los datos ya mostraban una caída importante de las ventas de coches movidos por gasoil.

De hecho, la tendencia a la baja del diésel es un fenómeno mundial. Por muy hábiles que sean en el ministerio de Transición Ecológica, difícilmente puede ser responsable por sí mismo de una tendencia a nivel global que, según el Financial Times, hace más que probable que las ventas de vehículos a combustión nunca vuelvan a los números de 2018, porque la demanda en los tres mercados más grandes del mundo se detiene y los fabricantes de automóviles buscan aumentar la producción de automóviles eléctricos.

Por ejemplo, en China, el mercado de automóviles más grande del mundo, el crecimiento en el mercado de automóviles con motor de combustión ya se ha estancado, mientras que la demanda de automóviles eléctricos se está acelerando. De acuerdo con la consultora Jato Dynamics, en los primeros diez meses de 2018, las ventas de automóviles de gasolina en China cayeron a menos de 18 millones desde los 18,7 millones en el mismo período del año anterior. Las ventas de autos de combustible alternativo, por el contrario, casi se duplicaron de 405.000 a 793.000.

Acuérdense del Dieselgate, tengan en cuenta que el cambio climático inducido por la contaminación fue en 2017 la mayor preocupación de los españoles y dejen en paz a la ministra, que esto es lo que hay.

© Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca.