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Sioux, cocheros urbanos y revolución del transporte / Por Manuel Peinado

Sioux, cocheros urbanos y revolución del transporte  / Por Manuel Peinado

Hace casi dos siglos, en 1815, un grupo de trabajadores textiles ingleses capitaneados por un tal Ned Ludd entraron por la fuerza en una fábrica para destruir los telares mecánicos que acababan de instalarse. El trágico episodio dio lugar a una corriente de pensamiento contraria al desarrollo tecnológico que, en homenaje a su primer héroe, se llamó ludismo.

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Cincuenta años más tarde, los indios de las Grandes Llanuras se oponían al avance del ferrocarril (el “caballo de hierro”) porque intuían –y con razón- que lo que los blancos llamaban progreso significaba el fin de su estilo de vida. El 8 de enero de 1863 dos compañías rivales se lanzaron a una empresa descomunal: tender una vía de ferrocarril de miles de kilómetros que atravesaría el continente de costa a costa. Diez años después del comienzo de la gran aventura del ferrocarril transcontinental una colosal maraña de 250.000 kilómetros de vías cubría el país gracias a una inversión astronómica de 9.000 millones de dólares. Los indios tenían razón: con el avance del ferrocarril perdieron poco a poco sus tierras ancestrales y quedaron confinados en reservas.

En la primera década del siglo XX les llegó el turno a los cocheros urbanos. Eche un vistazo a las dos fotos que siguen y si piensa que la escala de tiempo para la aplicación de cualquier avance tecnológico es optimista, recuerde lo rápido que los autos reemplazaron a los caballos. La primera foto es una imagen de la Quinta Avenida de Nueva York en 1900. ¿Puede ver algún automóvil? Ahora mire la foto de 1913. ¿Dónde están los caballos? En 1908, el primer modelo del Ford T salió de la línea de producción; apenas dos décadas después, la era ecuestre estaba finiquitada, y todo gracias al poder disruptivo de una innovación tecnológica: el motor de combustión interna.

La Quinta Avenida de Nueva York en 1900 ¿Ve algún automóvil? Foto. National Archives, Washington.

El ludismo de los trabajadores textiles, de los sioux o de los cocheros urbanos adopta otras formas en nuestros días. La lucha de los taxistas en las calles españolas es una de ellas. Uno entiende las razones de su batalla, como también entendía la de los obreros ingleses, la de los indios de las praderas o la de los cocheros neoyorquinos, pero la razón y la historia señalan que la suya es la crónica de una derrota anunciada.

Nueva York, 1913 ¿Ve algún caballo? Foto: Biblioteca del Congreso, Washington.

Un número cada vez mayor de analistas tecnológicos pronostican que todos habremos dejado de ser propietarios de automóviles en menos de veinte años y, lo que es más importante, que el motor de combustión interna descansará en el desván de la historia. Es un gran anuncio y hay razones para ser escépticos, pero que una nueva convergencia tecnológica está preparada para revolucionar el transporte está más cerca de lo que se piensa.

La idea central es bastante simple: los vehículos eléctricos autónomos organizados en una red de estilo Uber, Lyft o Didi podrán ofrecer un transporte tan económico que muy rápidamente (estamos hablando de una década) decidiremos que ya no necesitaremos un automóvil nunca más. ¿Cómo se desarrollará esta revolución del transporte?

En primer lugar, algunas compañías de transporte de particulares en red ya han cambiado la forma en que nos movemos. En la mayoría de las ciudades importantes suelen llegar en un par de minutos y cobran menos que los servicios convencionales. Supongamos una carrera de diez euros. Ahora quite el conductor. Probablemente haya reducido los costes en al menos un 50%. La carrera ya costará 5 euros.Si piensa que Uber no planea tener una red de vehículos autónomos para sustituir a un millón de conductores, consulte este enlace.

El gran objetivo de Uber es sustituir en todo el mundo en el plazo más breve posible –la compañía no especifica cuál- más de un millón de sus actuales conductores humanos por vehículos autónomos. Uber utilizará en este proyecto piloto vehículos especialmente modificados del modelo Volvo XC90. Ambas compañías han sellado una alianza en la que aportarán casi a partes iguales 265 millones de euros para desarrollar vehículos autónomos.

El gran objetivo de Uber es sustituir en todo el mundo en el plazo más breve posible –la compañía no especifica cuál- más de un millón de sus actuales conductores humanos por vehículos autónomos. Uber utilizará en este proyecto piloto vehículos especialmente modificados del modelo Volvo XC90. Ambas compañías han sellado una alianza en la que aportarán casi a partes iguales 265 millones de euros para desarrollar vehículos autónomos.

Si estamos tratando de averiguar cuándo comenzará esta revolución en serio, la fecha clave será cuando esté disponible la tecnología del vehículo sin conductor y, lo que es crucial, el momento en el que obtenga el respaldo reglamentario. ¿Le parece que aún falta mucho? Podría ser mucho antes de lo que piensa. Estados Unidos y Reino Unido han anunciado que esperan autorizar los primeros automóviles totalmente autónomos a partir de 2021. Y, dicen los entusiastas del vehículo autónomo, bastará con que una ciudad demuestre que la tecnología es segura y útil para que el resto del mundo se apresure a ponerse al día rápidamente.

Ahora añadamos otro factor a nuestra carrera en un vehículo público: el cambio al automóvil eléctrico. Imagine que la actual flota de taxis, en su mayoría movida con combustibles fósiles, es reemplazada por coches eléctricos. Sí, ya sé que en estos momentos los vehículos eléctricos son más caros que los modelos similares con motores de combustión interna, pero también sé que ofrecen costes a la larga significativamente más bajos. Para empezar, son más fiables. El automóvil eléctrico típico tiene alrededor de veinte componentes móviles en comparación con las aproximadamente dos mil de un motor de combustión interna. Como resultado, los vehículos eléctricos también tienden a durar mucho más tiempo.

Agregue el bajo coste de recargar las baterías en comparación con el continuo abastecimiento de combustible y tendrá otra reducción drástica en los costes. Y conviene señalar que es seguro que el coste de los vehículos eléctricos continuará cayendo rápidamente. A medida que se convierten en la demanda principal, los rendimientos a escala reducirán los costes.

¿Cómo afecta esto a nuestra carrera de 10 euros? Con otra tremenda reducción. Las redes de taxi eléctrico totalmente autónomas podrían ofrecer viajes al 10% de las tarifas actuales. Al menos eso es lo que el pronostica el profeta tecnológico Tony Seba. Él y su equipo RethinkX han hecho más que nadie para pensar cómo esta revolución podría afectar al mercado del transporte personal. Si quiere descargar su informe Rethinking Transportation 2020-2030, cliquee este enlace.

Según Seba y sus colaboradores, estamos a punto de alcanzar la cima de una de las revoluciones más rápidas, profundas e importantes de la historia del transporte. En el año 2030, dentro de los 10 años posteriores a la aprobación normativa de los vehículos autónomos en Estados Unidos, el 95% de los kilómetros recorridos por los estadounidenses serán realizados con vehículos eléctricos autónomos bajo pedido, que serán propiedad de flotas, no de personas, en un nuevo modelo de negocios basado en una red de robot-taxis que llaman «Transporte como Servicio” (TaaS, por sus siglas en inglés).

Una vez que este nuevo modelo de movilidad se mantenga, es probable que los beneficios se refuercen. Cuantos más vehículos haya en la red, mejor será el servicio ofrecido a los consumidores. Cuantos más kilómetros conduzcan los automóviles, más eficientes y seguros serán. Cuantos más vehículos eléctricos se fabriquen, más barato será fabricarlos.

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La ansiedad por el alcance, el temor a quedarse sin electricidad, tampoco será un problema. En caso de que la batería se agote, la red enviará un automóvil completamente cargado para que pueda continuar su viaje.

Probablemente haya visto titulares sobre accidentes que involucran a coches autónomos, pero la verdad es que serán mucho más seguros que los conducidos por usted y yo; de lo contrario, no obtendrán la aprobación legal. Eso significa que decenas de miles de vidas, quizás cientos de miles, se salvarán a medida que caigan las tasas de accidentes. Eso generará un ahorro adicional para nuestras flotas de robots-taxis. El precio del seguro caerá, mientras que, al mismo tiempo, quienes se empecinen en continuar conduciendo sus propios vehículos se enfrentarán a pólizas más caras.

De acuerdo con los pronósticos tecnológicos, no pasará mucho tiempo antes de que todo el mercado se aleje irreversiblemente de la propiedad del automóvil y del viejo y confiable motor de combustión interna. El siguiente paso lógico será que se prohíba a las personas conducir automóviles, ya que representarán un riesgo para otros usuarios de la carretera.

RethinkX estima que la cantidad de vehículos en las carreteras de los Estados Unidos caerá de casi 250 millones a solo 45 millones en un período de diez años. Eso liberará enormes cantidades de espacio en nuestros pueblos y ciudades.

De espacio y de dinero. La revolución será impulsada por la economía. Usando el TaaS, la familia media estadounidense ahorrará más de 5.600 dólares al año en costes de transporte, equivalente a un aumento salarial del 10%. Eso provocará un billón anual adicional para los bolsillos de los estadounidenses a partir del 2030, generando así potencialmente la mayor inyección de gasto de los consumidores nunca vista.

Si se cumplen los pronósticos de RethinkX habremos reducido nuestra tarifa desde diez euros a solo un euro.

Y no he mencionado los enormes beneficios ambientales de reconvertir los automóviles de todo el mundo a la electricidad, aunque soy consciente que la lógica de este cambio de modelo no será impulsada por nuevas reglamentaciones sobre la contaminación o las preocupaciones sobre el calentamiento global, sino por el incentivo más potente de cualquier economía: el poderoso caballero Don Dinero.

© Manuel Peinado Lorca. @mpeinadolorca