La biodiversidad de este entorno natural ubicado en las inmediaciones del monasterio de El Escorial le otorga un alto potencial saludable y regenerativo.
Tres años fueron necesarios para que la vegetación recuperase su pulso en la zona más afectada por el desastre nuclear de Chernobyl. En ese breve espacio de tiempo las especies que poblaban la zona fueron capaces de regenerarse gracias a una característica ventajosa para la supervivencia: la flexibilidad. Al carecer de movilidad geográfica han de adaptarse a las circunstancias en las que se encuentran y esta carencia se convierte en virtud ya que los vegetales se van formando a medida que se desarrollan. Observar este impulso vital supondrá un ejercicio inspirador y relajante para nuestro organismo.
Muy cerca del monasterio de El Escorial, el espacio natural de La Herrería nos invita a sumergirnos en una masa boscosa diversa. Robles, fresnos, encinas, arces de Montpellier, enebros, cerezos o sauces son algunas de las especies pueblan los terrenos que en tiempos de Felipe II formaban parte de una reserva destinada a ser coto real de caza, pastos dedicados a la ganadería y zona de huertas para los monjes.
Son varias las sendas marcadas que conducen a los hitos más visitados de La Herrería. Destaca sobre todos ellos el célebre mirador o silla de Felipe II, una roca granítica desde la cual, según el decir popular, el monarca contemplaba el avance de las obras del monasterio de El Escorial y de la que también se especula pudo ser un antiquísimo altar de sacrificios rituales. La Cueva del Oso, la fuente de los Dos Hermanos, la fuente de la Reina, el Rincón de la Hiedra o el Mirador Abascal son otros puntos de interés que jalonan las distintas rutas señalizadas.
Pero más allá de los caminos definidos, existe un sinfín de posibilidades en forma de pequeños senderos que nos acercan a esa fuerza adaptativa y revitalizante del mundo vegetal. Caminar bajo las copas de los árboles, que en las próximas semanas abrirán esos brotes ya formados en invierno, es una fuente de estímulos para nuestro sistema inmune. Plantas y árboles despiden las beneficiosas fitoncidas, esas sustancias volátiles antimicrobianas que al ser respiradas refuerzan nuestras defensas. Dos horas de estancia en el bosque son suficientes para recibir un impacto positivo que repercutirá en nuestro organismo durante días.
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Puedes iniciar tu inmersión saludable en La Herrería realizando una breve meditación centrada en tu ritmo respiratorio y a continuación recorrer alguna de sus sendas prestando atención a los pequeños detalles del entorno. En cada uno hallarás una muestra de esa flexibilidad que nos acerca a la vida y su poder para generar alternativas saludables. Percibir el entorno a través de los diferentes sentidos te ayudará a conectar con el bosque y reducir ese nivel de estrés que tan negativamente afecta a nuestra inmunología.
Bosque a través organiza experiencias inmersivas en la naturaleza, también llamadas Shinrin yoku o baños de bosque. El próximo 12 de septiembre se realizará esta actividad en el bosque de la Herrería (El Escorial). Si deseas participar en este u otro de sus eventos consulta fechas en www.bosqueatraves.com o escribe un correo solicitando información a bosqueatraves@gmail.com. También puedes seguir su actividad en redes sociales.
