La alegría es parte de los seres humanos, sin embargo, a la hora de enfrentar los problemas no todos los superamos de la misma forma. Esa diferencia es fundamental en todas las edades porque determina la calidad de vida, sobre todo si hablamos de personas adultas mayores.
Frente a situaciones desfavorables, ¿somos capaces de sobrellevarlas sin que afecten a nuestra vida actual o nos sumimos en la desesperanza, la angustia y la depresión? La respuesta, según la persona, será diferente. Para algunas personas esas situaciones vulnerables o adversas pueden ser una oportunidad para aprender de ellas; en cambio, otras personas no lograrán sobreponerse. Esta actitud positiva frente a la vida es lo que en psicología denominamos «RESILIENCIA«. Por tanto, ser resiliente significa crecer hacia algo nuevo, construir una vida significativa frente a las adversidades o amenazas que podamos experimentar.
La resiliencia en adultos mayores es de suma importancia por ser un período en el que se suelen presentar diversos eventos críticos y estresantes: problemas de salud, pérdida de seres queridos, posibles dificultades económicas, etc. Sin embargo, a pesar de haber vivido tales dificultades y, en muchos casos, circunstancias extremas, peligrosas y traumáticas (guerras, austeridad…), muchas personas mayores se encuentran en buenas condiciones físicas y cognitivas, aún con padecimientos propios de la edad, que dan muestras de vitalidad, de buen humor y entusiasmo para realizar actividades que les mantengan ocupados y aporten beneficios para ellos y otras personas. Además, poseen gran interés en contribuir y participar con su familia y amigos. Cabe destacar que la resiliencia no es una característica o un rasgo de la personalidad, sino un conjunto de recursos y fortalezas que nos ayudarán a aprender de esa situación amenazante si somos capaces de potenciarlas cuando la situación lo requiera.
Entre los recursos que favorecen la resiliencia podemos señalar:
– Identidad positiva y Autoestima: Cuando los mayores se reconocen a sí mismos con una identidad rica y autoevaluándose positivamente, pueden ser más exitosos y menos vulnerables ante las crisis.
– Control personal: A través de nuestros actos se ejerce control sobre nuestra vida. Estas conductas, en función de nuestra situación personal, nos llevarán a modificar metas, optimizar motivaciones y mantener un control sobre el ambiente.
– Sentido de la Auto-eficacia: Se refiere a la creencia acerca de las propias capacidades que poseemos para organizar y manejar las situaciones futuras.
– Emociones positivas: Estados de ánimo que nos hacen sentir bien: gratitud, amor, etc.
– Afrontamiento: Manejar los retos o amenazas con el amplio repertorio de estrategias de afrontamiento que hemos aprendido durante nuestra vida.
– Apoyo Social: Contar con redes de apoyo social y/o profesional nos hace más ameno el viaje y la sobrecarga que puede conllevar las situaciones más estresantes.
Nadia Castelló Corbacho es neuropsicóloga de Vitalia Alcalá de Henares
