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Rajoy y el efecto mariposa / Por Antonio Campuzano

La corrupción política se ha extendido y manifestado con nitidez y firmeza judicial desde hace varios años en lugares y epicentros del Partido Popular como Baleares, Valencia y Madrid. Imputaciones, procesamientos, condenas, todo este rosario de concomitancias se suceden con consecuencias intermitentes en las actuaciones electorales del potencial público elector fiel al partido conservador.

El desgaste del Partido Popular por esta razón de intensidad variable, que parece que es la corrupción, no parece hacer una mella significativa en la identidad y credibilidad de la organización . Es decir, nada parece hacer temer por el futuro de responsabilidad pública del PP de seguir existiendo pautas de comportamiento de indecencia pública en el manejo de fondos comunitarios.

Thomas Bernhard dice que la familia es «una colección de parientes consanguíneos». Parece que esta definición entraña una frialdad de trato entre unos y otros componentes de esa familia que pareciera cuadrar electoralmente a la familia del PP. Sí, hay una relación familiar entre decentes y delincuentes dentro del mismo partido, pero la sabia urdimbre electoral de quienes apoyan con su voto al PP sabe los mecanismos de distinción de unos y otros para que la maquinaria de obtención del poder del PP siga funcionando con precisión y compromiso al manual de instrucciones. Aquí entra en juego la suerte de las comparativas, los efectos, las consecuencias.

Los estudios sobre la teoría del caos, de, entre otros, el matemático Edward Norton Lorenz, hablan del efecto mariposa, tal que el aleteo de una mariposa en un continente puede terminar afectando y ser sentido en otra parte del mundo muy alejado del origen del movimiento del insecto. Esa confianza ciega en el determinismo de esa doctrina es la que parece guiar los pasos de gran parte de la oposición, entre ella el PSOE de la actual gestora, muy capaz de aguantar estoicamente el paso alegre de la historia para corregir por la vía natural, sin aspavientos, el caudal de damnificados.

Puede seguir impávido Mariano Rajoy en su sitial de presidente de gobierno al mismo tiempo que se producen temblores en el PP de Madrid, con detenciones de ex presidente de comunidad, dimisiones forzadas de ex presidenta de comunidad, sin que suceda nada que pueda siquiera afectar a su equilibrio emocional más íntimo?

Podemos, con su líder fáctico y espiritual Pablo Iglesias al frente, no entiende la espera con dosis de pasividad y parálisis en la contemplación de lo sucedido. Esa oposición de Podemos bien es cierto que se presenta con una puesta en escena de su referente con la configuración prestada de Julio Cortázar, en Rayuela, citada por Sabino Méndez en su reciente Literatura universal, como «una coagulación demasiado brusca de la realidad». Pablo Iglesias siempre propone para luego disponer, lo que es percibido como ventaja por el resto de los grupos políticos. Iglesias quiere moción, pero también quiere más poder alternativo que el que corresponde.

Y es entre esas disquisiciones donde habitan y anidan especies de delincuencia involuntariamente beneficiadas por esa disociación de medios y fines. Entre las pesquisas y las indefiniciones, surge Ignacio González y compra una empresa fantásticamente más cara que su valor real. Y solo afecta al familiar nombre de Nacho, no al de su familia política, que sigue con el suministro de votos suficientemente asegurado.