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Qué ver en Alcalá de Henares: Plaza de Cervantes

Corazón de la ciudad desde que se derribaran parte de las antiguas murallas medievales. A extramuros se hacía un mercado y desde finales del siglo la plaza ha pasado por varias remodelaciones y hasta por distintos nombres; pero sigue siendo el epicentro de Alcalá.

Su primer bautismo no pudo ser más pragmático. En 1184 se concede a la villa el privilegio de celebrar un mercado semanal y una feria mayor anual, así que al emplazamiento elegido, fuera de los muros de la villa, se le denominó Plaza del Mercado. Poco a poco, crecimiento urbano mediante, quedó incorporada dentro de la ciudad hasta convertirse en el siglo XVI en el centro urbano. Cruzada la frontera de las murallas marcaría más veces un límite, como la separación de los barrios cristianos y la aljama judía.

En el siglo XVII se rodearía la plaza de soportales pero sólo en dos de sus laterales, aquellos sobre los que tenía potestad el Concejo. Los otros dos eran la frontera de la Universidad.

Las piquetas, mazas, palas y carretillas volverían a emplearse a fondo en el XIX. El mismo año en el que Alcalá decidió dedicar tan insigne espacio, la por entonces plaza de la Constitución, a Cervantes. Al fin y al cabo don Miguel había nacido a solo unos metros de allí.

Ya de paso se levantaría una escultura con su insigne figura, en 1879, y once años después un quiosco de música. Por cierto que quién piense que la plaza sólo ha acogido mercados y festejos de carácter musical se equivoca. Aquí se lidiaron toros hasta el siglo XIX, antes claro de que se transformara en la Plaza de Cervantes.