Por Saúl Quijada
El músico madrileño Quique González escribe en una de sus canciones: “Por un momento vi que podía ocurrir algo grande”. Esta sensación, seguramente, la tengan todos los seguidores de Morgan, una banda que interrumpió en la escena musical española hace dos años gracias a su álbum debut titulado North. Con Nina de Juan (voz) y Paco López (guitarra) a los mandos, el grupo madrileño ha dotado de aire fresco al rock español más orgánico y puro, con canciones mágicas como Another Road, Home, Cold o Sargento de Hierro. Hoy, hablamos con Paco López para que nos cuente cómo está viviendo el nacimiento del segundo disco, Air.
¿Cómo está siendo la vida de Air en estos primeros meses?
Vivimos unos meses maravillosos donde estamos disfrutando un montón de los primeros conciertos de la gira porque la acogida es brutal. La gente ha recibido el disco con mucho cariño y es algo que indica que vamos por el buen camino de trabajo.
Hace cinco años estabais tocando las canciones para vuestros amigos y ahora os habéis convertido en un grupo muy respetado por la crítica musical y por el resto de artistas.
Desde dentro lo hemos vivido como un proceso progresivo donde todo ha ido ocurriendo de manera natural. Primero empezamos en salas muy pequeñas de Madrid y, poco a poco, fuimos yendo a otras ciudades donde nos llevábamos auténticas sorpresas porque había público, que es algo poco habitual cuando sales con tu banda de casa y estás empezando.
Importante el detalle de que el ascenso ha sido progresivo, sin dejaros llevar por el momento dulce que estáis viviendo y rechazando el éxito fácil.
Para nosotros es muy importante mantener nuestra identidad y aunque no fuese nadie a los conciertos seguiríamos haciendo música porque creemos en ello. A la música hay que darle un valor y posee una parte artística que está por encima de cualquier cosa. Hacemos lo que hacemos por amor al arte.
¿Descubrís nuevos matices en el disco a medida que lo vais tocando en directo?
Los temas en directo evolucionan a su ser y se asientan. Cuando entras al estudio de grabación las canciones llegan sin rodar y, sin embargo, sobre el escenario vienen con una magia y con un ritmo que hace que vayan tomando vida. A medida que haces directos los temas se van colocando en su sitio.
Además, en el directo se crea una atmósfera especial gracias a los instantes instrumentales que, muchas veces, dicen más de lo que creemos.
Creemos mucho en el poder del silencio y sabemos que se puede crear un ambiente especial casi sin tocar. Por ejemplo, en Volver la banda no toca y se produce un silencio mágico cuando Nina se sienta al piano y empieza a cantar.
Y en Volver queda claro, que una canción es buena cuando se sostiene en acústico con un instrumento y la voz sin utilizar nada más.
Totalmente de acuerdo. Si te fijas en la película de Drive, el director utiliza mucho el recurso de los silencios y hay escenas de tres minutos en las que los personajes no hablan, solo se miran, y transmiten muchísimo. Nosotros hacemos algo parecido en directo llevándonos las canciones a lo minimalista, pero llegándole al público.
Esta atmósfera de la que estamos hablando, ¿la veíais clara en el estudio de grabación o ha nacido con el directo?
Hay detalles que vimos claros en el estudio y otros que estamos conociendo cada fin de semana. Es verdad, que hasta que las canciones no son de la gente, por mucho que las hayas tocado mil veces en el local, no se vuelven mágicas. Es bonito que el público confirme una sensación que tenías en la cabeza desde hace tiempo.
¿Hay intención de salir a grabar fuera de España el siguiente álbum?
No lo hemos hablado todavía, pero cualquier es plan es bueno porque no estamos cerrados a nada. No sabemos dónde nos llevará el futuro, así que, de momento, queremos disfrutar del presente y de todas las alegrías que nos estamos llevando. Creo que la clave del momento actual es que hemos dejado fluir las cosas y no hemos planeado ninguna estrategia. La música es juntarte con amigos y pasarlo de la mejor manera posible sobre el escenario.
