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Manuel Azaña: 10 de enero de 1880

Manuel Azaña: 10 de enero de 1880

El 10 de enero de 1880, el diario vespertino La Correspondencia de Alcalá, publicaba en su tercera página la noticia del nacimiento –ese mismo día a las once y media de la mañana– del segundo hijo de don Esteban Azaña –por entonces alcalde de la ciudad– y de doña Josefa Díaz-Gallo, quien, según se comentaba en la nota: «Se encontraba en perfecto estado de salud, al igual que el recién nacido al que pondrían el nombre de Manuel».

En estos días recordamos la fecha. Hace ciento treinta y nueve años, en el número tres de la alcalaína calle de la Imagen, nació el escritor Manuel Azaña Díaz, autor de innumerables páginas dedicadas a su ciudad natal, contenidas en obras como La vocación de Jerónimo Garcés, El jardín de los frailes o Fresdeval. También ejerció el periodismo, más allá de los medios locales. Fundó la revista La Pluma y dirigió el semanario España. Doctor en Derecho, excelente traductor de Voltaire, Borrow, Chesterton, Giraudoux…, fue además Secretario del Ateneo, Funcionario de la Dirección General de los Registros y del Notariado del Ministerio de Gracia y Justicia, Ministro de la Guerra entre 1931 y 1933, Presidente de Gobierno y Presidente de la República entre 1936 y 1939. Tras la derrota republicana, falleció en el exilio, en la ciudad francesa de Montauban (Francia) el 3 de noviembre de 1940.

Desde hace algunos años el Foro del Henares, –cada mes de noviembre– organiza unas Jornadas dedicadas al estudio y el conocimiento de la más importante figura intelectual alcalaína del pasado siglo. En colaboración con el Ayuntamiento de la ciudad, la Universidad de Alcalá y la Fundación Francisco Largo Caballero se empeñan por reforzar los lazos de amistad y colaboración con Montauban, donde por las mismas fechas la Asociación Présence de Manuel Azaña también celebra una serie de actos y conferencias en las que se dan cita reconocidos historiadores e hispanistas.

Una fecha no solo para el recuerdo, sino también para intentar mantener el esfuerzo por conseguir el total reconocimiento de Manuel Azaña en su ciudad natal. Tal vez a través de una Fundación y un Premio de Traducción que lleven su nombre y por supuesto lograr el hermanamiento con la ciudad francesa de Montauban.