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Los beneficios del ejercicio físico en la tercera edad / Por Cristina Casanova

Los beneficios del ejercicio físico en la tercera edad  /  Por Cristina Casanova

 

La realización de cualquier tipo de práctica deportiva está directamente relacionada con el bienestar, el estilo de vida saludable, así como la mejora de la salud y calidad de vida.

Los beneficios que aporta la realización de actividad física en todas estas áreas son innumerables, siendo estos aún más evidentes en la tercera edad. Los riesgos que conllevan los estilos de vida sedentarios, propios sobre todo de las personas mayores, han sido demostrados de manera notoria en numerosos estudios.

Algunos de los beneficios que obtienen los mayores de realizar una actividad física, son los siguientes:

– Menor incidencia de caídas y fracturas óseas, por aumento de la fuerza muscular y coordinación de los movimientos, producto del entrenamiento.

– Retraso en la aparición de osteoporosis, sobre todo en mujeres posmenopáusicas.

– Mejora de la depresión, sobre todo en mujeres, con los programas de ejercicios físicos.

– Prevención de la afección en las arterias conocida como ateroesclerosis.

– Disminución de las cifras de tensión arterial, con una gran mejoría de su cuadro clínico.

– Aumento del gasto calórico del organismo, contribuyendo a la pérdida de peso y al mantenimiento de la misma.

– Mejora del sueño y sensación de bienestar general.

– Incremento de la capacidad para desarrollar tareas cotidianas y laborales.

Hay que tener en cuenta que es aconsejable que los adultos mayores realicen ejercicios que mejoren el equilibrio, la coordinación, la actitud, la flexibilidad y la fuerza. La actividad física les aporta mayores beneficios, y en concreto ejercicios como el caminar, el montar en bicicleta, las danzas y la natación.

Estas prácticas deben ser constantes y metódicas, y además de permitir una mejora o un mantenimiento de la salud, deben ser consideradas como una manera de ocupación durante el tiempo libre. La intensidad de los ejercicios debe ser baja o media y éstos no deben ser ni muy competitivos, ni de gran desarrollo muscular, ni que provoquen posteriormente repercusiones negativas en las articulaciones y la columna vertebral.

El verano es una época muy buena para comenzar rutinas de actividad al aire libre que podamos mantener durante el resto del año. Podemos realizar dichas rutinas, acompañados de un familiar o amigo, fomentando además de esta forma, el tejido social de los mayores (muy necesario en la edad adulta).

Por último, un plan de actividad física se hace insuficiente sin el adecuado asesoramiento médico, nutricional y psicológico. Es pues, indispensable un apoyo médico, familiar, y de responsabilidad de sus cuidadores.

 

Cristina Casanova es auxiliar de enfermería en Vitalia Alcalá de Henares.