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La sororidad / Por Jacqueline Trillo

Mi amigo y compañero de CAJE, Miguel, me rectifica y me dice que utilice la palabra Sororidad, porque engloba todo el movimiento creado en CAJE en estos días.

Preciosa palabra si pienso en todo el bien que hace y ha hecho. Una palabra que identifica cada acción, cada gesto realizado por las mujeres participantes en nuestra asociación.

Unas, las más fuertes, las más “echadas pálante”, las que no ponen freno cuando hace falta una mano: las “hermanas” marroquíes.

Otras, apoyando, pensando, reivindicando, como educadoras y activistas sociales.

Una piña.

Sororidad, preciosa palabra que ha hecho posible un pequeño gran milagro.

Os contamos la historia pues queremos que os pongáis en la piel, porque cualquiera puede ser SAFA.
“Imagina que con toda la ilusión del mundo viajas con tus hijos y tu marido a ver a tu familia, a la que llevas mucho tiempo sin ver.

Imagina que tras un mes feliz, quieres volver a España y descubres que has extraviado tu documento de identidad. Buscas, rebuscas, piensas, vuelves a buscar, sin parar, por todos los lados. Tu documento de identidad No aparece. Todo lo demás está encima de la mesa, tu pasaporte, tu tarjeta sanitaria, toda la documentación de tus hijos y tu marido, pero tu NIE (Número de Identificación de Extranjeros) no. Los nervios se empiezan a apoderar de ti.

safa

Este documento de identidad (NIE) está en vigor hasta 2021, permite tu estancia en España para residir y trabajar, además tú has demostrado arraigo suficiente después de varios años.
Tus hijos han nacido en España y tu marido tiene un trabajo estable. Además acudes como voluntaria a dar clases de árabe a una asociación local de tu ciudad de residencia, donde tus hijos también acuden a las actividades de ocio y de deporte. Tú te unes al grupo de mujeres de español martes y jueves. Una vida normal como una ciudadana normal en Alcalá de Henares.

Se acerca el último día de vacaciones y sigues sin encontrar ese documento. Y la angustia te acaba de minar la esperanza de volver hoy con ellos.

Tus hijos mayores y tu marido han de volver a España y tú te quedarás con tu hijo pequeño tramitando lo que crees que será un visado rápido.

Con gran preocupación, denuncias la pérdida de tu documentación, tramitas los documentos que el Consulado te va pidiendo. Y después de visitas quincenales al consulado (dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores) , que está a 3 horas de tu localidad de residencia (temporal), ves que nada avanza y siempre la misma frase: “Vuelva dentro de 15 días para ver cómo está su expediente”.

La última respuesta desde el Consulado ha sido que la respuesta de la Policía Española (Ministerio de Interior) tiene un plazo límite de 3 meses más para responder afirmativa o negativamente a su petición y que el consulado no puede ayudarte en nada más.

Cuando sabes que tu marido está trabajando e intentando mantener la unidad familiar a duras penas. Cuando sabes que tus hijos te extrañan terriblemente, que la tristeza se apodera de ti.
Cuando sabes que tus “hermanas” amigas marroquíes están cuidando de tus hijos, llevándoles al colegio, alimentándoles, dándoles achuchones mientras tú estás atrapada en el limbo burocrático, casi te rindes, casi desfalleces, porque te hace falta el abrazo de tus pequeños, la estabilidad emocional y familiar al lado de tu marido.

El extravío de un documento hace que tu identidad se desvanezca , se convierta en un número de expediente y pase de despacho en despacho y de un lado al otro lado del estrecho, sin una respuesta justa para ti y para tanta gente que se encuentra en la misma situación.

Si te has puesto en el lugar de Safa, sintiendo por un momento cómo se ha encontrado ella durante estos meses, entenderás que la vida burocrática puede ser un puñal en una persona.

Gracias a la preocupación, a la perseverancia, al buen hacer y maravilloso corazón de las “hermanas” se ha conseguido que el sábado SAFA pisara de nuevo España, su segunda casa, después de 5 meses
CAJE siempre educado, siempre solícito, siempre buscando alternativas ha peleado para que SAFA tuviera su visado en regla lo antes posible, sin ser abogados, sin tener apoyo en terreno. Hemos insistido, pedido información, siempre desde una posición de intermediarios autorizados, contando con mucha gente detrás, buena gente.

La demora nos ha desgastado a muchos. Había días que no pensábamos nada más que en ella y en buscar una solución. Ni consulado, ni la empresa subcontratada para las gestiones, ni extranjería lograban decirnos cuando y la insistencia dialogada ha conseguido que SAFA consiguiera el visado el martes pasado.

Lo más indignante es que la respuesta de que disponía de ese visado me la notificaron a mi antes que a la propia interesada. Fuimos nosotros los primeros en avisarla, en decirla que se pusiera en carretera lo antes posible por que los 1000 km que la separaban de sus hijos se iban a acabar.

Quiero dar las gracias también especialmente a Concha y a Almudena, mis hermanas cajeras, a mis jinetes CAJE, que han tenido la misma preocupación que yo, a Mounia por mirarnos a la cara y echar lágrimas tanto de tristeza como de alegría inmensa ,a Amparo por escucharme y ponerse en mi lugar, a Javier Galán, concejal de Derechos Humanos, por pre-ocuparte y estar muy cerca, a Diana, de Sos Racismo Madrid, por leerme y por tener sensibilidades afines, a María de Amnistía Internacional de Alcalá por pensar y darnos ideas.

Después de este laberinto terrible, la mejor muestra de la sororidad ha sido la emoción del reencuentro de SAFA con su familia.

Jacqueline Trillo Sánchez, en nombre de todas las hermanas CAJE.