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La posible ocultación de una fachada de ladrillo en Alcalá, nueva denuncia del Grupo en Defensa del Patrimonio Complutense

El Grupo expresa en un comunicado su malestar por la posible ocultación de una fantástica fachada en el casco histórico

Unas obras en la casa número 16 de la calle del Rico Home han dejado a la vista una interesante y hermosa fachada de ladrillo, cuyo interés se incrementa con la fantástica portada con arco de ladrillo a sardinel y dos jambas de piedra caliza apoyadas en sendas basas, también pétreas; estas basas se ven continuadas, a lo largo de la línea de zócalo, con sillares de piedra de cara rectangular. La parte superior de la fachada se ve rematada con un bello alero latericio de pecho de paloma. Los huecos tienen dintel de ladrillo a sardinel, inclinados respecto a la vertical.

Tenemos entendido, a través de fuentes muy fiables, que la fachada será cubierta con revoco; sin duda, parece claro que esta casa pasará a formar parte del elenco de fachadas-pastel en que se ha convertido el casco histórico de Alcalá. Sólo queda saber qué llamativo color tendrá: ¿parecerá una rosquilla de Alcalá, un algodón de azúcar?

La parte en que se enclava esta fachada es la menos agraciada del casco histórico, a nivel visual; se trata de un caserío donde predominan las viviendas, muchas de ellas de nueva planta y algunas, muy discordantes para lo que debe ser el caserío tradicional de Alcalá.

Ese espacio que se abre a una suerte de plazoleta triangular, fruto de las alineaciones y ensanchamiento de calles realizado en el siglo XIX, podría ganar en pintoresquismo si se mantuviera esa singular fachada a la vista. Quién sabe si, con la progresiva peatonalización del casco histórico, esa plazoleta se convierte en un espacio ganado al peatón donde ese edificio realce al conjunto urbano y nos hable de aquella Alcalá barroca y de ladrillo, material que ha caracterizado a las construcciones tradicionales debido a la abundancia de terreras en los cerros, motivo de existencia de tantos alfares en nuestra ciudad, concretamente en las inmediaciones del espacio que nos ocupa.

Cuando alguien visita poblaciones pintorescas, de valor arquitectónico, las construcciones populares son algo que nos atraen, nos maravillan: La Alberca, Hervás, Albarracín, los pueblos del Maestrazgo, Oña, Covarrubias, las arquitecturas roja y negra de la sierra de Ayllón; la arquitectura montañesa de Cartes, Riocorvo o Bárcena Mayor; los pueblos de pizarra del pirineo gerundense o de la Alpujarra… Y Alcalá podría sacar pecho presumiendo de cómo ha hecho del humilde ladrillo, una seña de identidad del paisaje urbano.

Si tanta admiración y felicitaciones han causado las fachadas recuperadas de la pastelería Salinas, en la plaza de Cervantes, ¿por qué no enriquecer el paisaje del casco histórico dejando a la vista esa fachada y hacer más interesante aún a otro sector del mismo, además de los núcleos donde se concentran la mayor parte de los edificios monumentales?

Cubrir de revoco esta fachada, ocultarla, condenarla al olvido no es sino una medida de poco alcance que no contempla la oportunidad de futuro para un espacio que, en no mucho tiempo, recibirá un tratamiento de mejora urbana. Quién sabe si se siguen descubriendo fachadas tan interesantes como ésta, que generen un nuevo rinconcito pintoresco para el vecino, el paseante o el turista.

En Alcalá, las casas cuyo aparejo se encalaba o se cubría eran casas muy humildes, esas de una sola planta de las que aún quedan algunos ejemplos; las de más entidad, como es el caso de la casa que nos ocupa, se dejaban con el ladrillo a la vista. Incluso, a finales del XIX y principios del XX proliferan edificios de ladrillo, algunos adquieren refinados acabados en estilo neomudéjar, cuyo aparejo queda al descubierto.

Lanzamos dos preguntas: ¿Qué criterios tiene este ayuntamiento para convertir nuestra ciudad en una desconocida plagada de colorines? ¿En qué se basa para tamaño despropósito y tan grande transformación de su arquitectura tradicional?

Comunicado y Fotografía: Grupo en Defensa del Patrimonio Complutense