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La Judía de Alcalá de Henares, de Fermín Mayorga / Por Bartolomé González

La Judía de Alcalá de Henares, de Fermín Mayorga / Por Bartolomé González

Alcalá Paraíso Literario

Hasta ahora he compartido con vosotros obras de autores ya desparecidos, y toda la información que he aportado la he obtenido,  bien de la lectura de la misma, bien  de la opinión de otros, pero en este nuevo paseo literario doy un paso más y os recomiendo una obra de un autor contemporáneo, con el que he tenido la oportunidad de hablar para preparar este artículo. Sin duda alguna sus comentarios me han servido para enriquecer esta nueva entrega.

judia

Os presento La judía de Alcalá de Henares de Fermín Mayorga, obra de teatro que nos cuenta los avatares de una familia judía. Se trata de la historia de la familia Sánchez, vecinos de Alcalá  de Henares, familia de judaizantes, esto es judíos conversos que practicaban ritos y ceremonias de la ley judaica, pública o privadamente, que vivieron en el Alcalá del siglo XVI.

La familia Sánchez, formada por el matrimonio Isabel y Santiago, de 43 y 44 años respectivamente y sus dos hijos Remedios de 18 y Santiaguito de 14, sufrieron el castigo de las cárceles secretas, torturas, autos de fe y hogueras, por desviarse de las sendas y veredas del Crucificado. Como me  comenta el autor,  uno de los mayores eruditos españoles sobre la Inquisición, “es la primera obra a nivel nacional donde se cuenta seriamente como actuaba la Inquisición contra los alcalaínos que pensaban de forma diferente”.

Pero antes de hablaros del texto, me vais a permitir, aunque sea de forma muy breve, que os cuente algo sobre la relación de los judíos y Alcalá. La presencia judía en nuestra ciudad viene de antiguo, si bien la primera fuente documental está fechada en 1118, cuando las tropas cristianas del Arzobispo toledano Bernardo de Sedirac, conquistan el Alcázar musulmán de Al-Qal´a Nahar. Alcalá y su Alfoz quedaron bajo la toledana sede Arzobispal, en la persona de Raimundo de Sauverat.

El arzobispo Raimundo dotó a la entonces villa de Alcalá de fuero en el año 1135, el conocido como Fuero Viejo, que fue confirmado en el siglo XIII por el arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada. En él se equiparaba a los judíos con los cristianos, se les aplicaban las mismas leyes e iguales derechos, con la intención de que se asentaran en nuestra ciudad. Este hecho hizo que judíos de otras ciudades como Sevilla, Toledo o Zaragoza, llegaran hasta nuestra ciudad, convirtiéndola en una próspera ciudad comercial. Alcalá llegó a contar con una de las juderías más notables de la Castilla y, casi con toda seguridad, la más extensa de los territorios que hoy comprende la Comunidad de Madrid, algunos estudios cifran su población en alrededor de 5.000 personas.

Alcalá de Henares, en la Edad Media, toda ella amurallada, se dividía en tres barrios: el cristiano en todo el norte y el este; el judío al oeste de la plaza de la Picota, hoy integrada en la plaza de los Santos Niños; y la Almajara o de la morería, al suroeste, próximo a la vega del río Henares.

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Fotografía propiedad de: juderiasdesefarad.blogspot.com.es/search/label/Rabi%20Jacob%20Aben-Nu%C3%B1ez

Como podéis ver en el plano la judería, de forma casi rectangular, se ubicaba entre las actuales calles de Escritorios y Santiago, hasta la desaparecida calle de Segovia que las comunicaba con la Puerta de Burgos, hace unos años restaurada, y que podemos visitar dentro del recinto amurallado. Tenía como eje principal la calle Mayor, entre la plaza del Mercado (entonces fuera de la muralla, hoy plaza de Cervantes) y, la ya mencionada, de la Picota. A la calle Mayor desembocaban un gran número de adarves que daban acceso a patios vecinales, alguno de ellos recuperado para el disfrute de los alcalaínos. Y hasta aquí una breve pincelada de la Alcalá judía y os invito, para conocer más, a visitar la página web Juderías de Sefarad.

Entrando en la obra de teatro, ésta nos permite conocer muchas de las costumbres judías. Veamos algunas de ellas:

REMEDIOS.- (Toma asiento junto a su madre.) Ayerme dijo la vieja Sara de Contreras que a los que descienden de judíos los entierran con una almohadilla de tierra virgen bajo su cabeza y que lo amortajan al estilo judío, poniendo su cuerpo mirando hacia Jerusalén.

ISABEL.- (Sigue cosiendo.) Así es. También derramamos el agua de los cántaros y vasijas que hay en la casa, ya que por la noche, cuando el moribundo está a punto de morir…

REMEDIOS.- Viene el ángel de la muerte y le clava su espada, lavándola en las diferentes vasijas que hay en la casa; por eso tenemos que derramar agua.

ISABEL- Mucho ojo con eso.  Nunca se puede derramar a la calle o tirarla desde una azotea, puede ser muy peligroso. Hay que tirar el agua en el corral. Más de un vecino de Alcalá ha sido denunciado a la Inquisición por algún cristiano que le ha visto tirando aguas.

REMEDIOS- Ay, si Jesucristo bajase a la tierra en estos momentos, a cuántos de estos que se dicen cristianos echaría a latigazos de las iglesias de Alcalá, como hizo el hijo de Dios con los mercaderes del templo.

ISABEL- Ama al prójimo como a ti mismo, eso es lo que predican, pero la realidad, por desgracia, es bien distinta.

REMEDIOS- Nos denuncian al cura del pueblo para que este escriba al Santo Oficio de Toledo. Pero nuestro Dios nos proveerá y nos dará fuerzas para seguir luchando por lo nuestro, aquello que nos enseñaron nuestros antepasados. (pp. 11-12)

Más adelante nos hablará de sus fiestas:

INQUISIDOR- ¿Qué sabe usted de los conversos judaizantes de Alcalá de Henares?

FRANCISCO DURÁN- Ayer por la tarde, mi hijo, el más pequeño, me informo de que había visto en la casa de Santiago Sánchez, jugando con el muchacho de este, unos libros judíos escondidos tras un ladrillo en una pared de su casa.

COMISARIO-  Yo mismo me encargué de ir a requisarlos. Mire, señor inquisidor, estos son los libros encontrados. (Saca los libros y se los da al inquisidor)

INQUISIDOR- (Con aire serio de estar cabreado). Perros judíos, sarnosos circuncidados. ¿Qué fiestas suelen celebrar en Alcalá estos puercos de Satanás?

FRANCISCO DURÁN- Guardan el sábado y no el domingo como hacen los cristianos, vistiendo ropa de día de fiesta; el viernes cambian las sábanas y manteles y los ponen limpios. Encienden ese mismo día, al llegar la noche, los candiles con muchas mechas, dejándolos que se apaguen por sí mismos. (pp. 45-46)

Y también, si no lo sabíais, os enteraréis de donde viene la expresión romperse la crisma. Yo sabía que el crisma es, para algunas iglesias,  el óleo,  consagrado el Jueves Santo, mezcla de aceite de oliva y bálsamo, símbolo de la fortaleza, con el que se unge en la cabeza a los catecúmenos cuando se les bautiza. Pero tengo que reconoceros que no conocía de donde venía la expresión. Así nos lo cuenta:

INQUISIDOR- ¿Qué otras cosas heréticas contra la fe ejecutan?

FRANCISCO DURÁN- Cuando muere algún miembro de su familia, suelen lavar el cuerpo con agua caliente y le cortan  el pelo de la barba, de los sobacos y otras partes del cuerpo. Lo amortajan, cantan, tapan los cuadros o los vuelven hacia la pared y derraman el agua de los cántaros.

INQUISIDOR- Hay notas en la Inquisición de Toledo de que en Alcalá desbautizan a sus hijos. ¿Sabe usted algo de esto?

FRANCISCO DURÁN- Sí, señor, así es, le suelen romper la crisma a los niños.

INQUSIDOR- ¿Y cómo se la rompen?

FRANCISCO DURÁN- Les lavan la frente donde el cura les puso el óleo sagrado del bautismo hasta quitarles la piel a las criaturas. (pp. 46-47)

No os desvelo más de la obra, os invito a que la leáis, vais a conocer a otros judaizantes que vivieron en nuestra ciudad que, como dice el Inquisidor “ha sido un pueblo que ha dado muchos quebraderos de cabeza al Santo Oficio y a la Corona”. Estoy seguro que vais a disfrutar con su lectura al igual que yo lo he hecho.

Y para terminar este nuevo paseo literario por nuestra ciudad, me gustaría plantear una sugerencia, que le he comentado al autor iba a hacer, y un deseo. Me contaba Fermín Mayorga que la obra de teatro aún no se ha estrenado y que la presentación del libro en nuestra ciudad, hace unos años, se hizo de una “manera ligera porque el ayuntamiento no se involucró mucho en la publicidad, quizás porque la Inquisición estaba por medio”. Pues bien, ahí va mi sugerencia, compensemos ese desatino y ánimo a las compañías de teatro, incluidas las alcalaínas que las hay y muy buenas, a que incluyan en su repertorio esta obra. Por cierto, el pasado mes de julio, en el Teatro Salón Cervantes, en el marco del Festival de Clásicos, se representó la comedia La judía de Toledo de Lope de Vega, pues bien, salvando las distancias y con permiso de don Lope, mi deseo: ¡ojalá en un futuro podamos disfrutar de La judía de Alcalá en “nuestras tablas”!

Bartolomé González Jiménez

BIBLIOGRAFÍA:

Mayora, Fermín, (2015). La judía de Alcalá. Madrid, Editorial Círculo Rojo