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La impostura del pte. de la asociación de la memoria histórica alcalaína / Por José María San Luciano

La impostura del pte. de la asociación de la memoria histórica alcalaína / Por José María San Luciano

Leo en la prensa digital alcalaína, (alcalahoy.es del 4/11/2019), precisamente el día del aniversario de la muerte en Montauban (Francia), de D. Manuel Azaña Díaz, que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Alcalá de Henares “documenta la ubicación de las tumbas de los asesinados por la dictadura franquista tras la Guerra Civil”, añadiendo que “los datos, por fin están claros”, cuyo autor es Manuel Ibáñez, quien, al parecer preside esta asociación. No cabe duda, según el autor que, es un hallazgo importante; el inconveniente es que su descubrimiento es similar al de alguien que en estos días se atribuya haber descubierto el mar Mediterráneo o la pólvora, pues lo que se acaba de publicar está descubierto, divulgado y, debidamente documentado, hace once años, en los últimos meses del año 2008.

Corría el 8 de septiembre de 2008, cuando El Diario de Alcalá publicaba un artículo firmado por mi cuyo título era “Si el Juez Garzón preguntara en Alcalá”. En él hacia referencia a unos documentos que había consultado en el Archivo Municipal, por los que la autoridad militar informaba a la civil del fusilamiento a realizar al día siguiente, para que proveyera de asistencia médica y judicial, así como del número de ataúdes correspondiente. La aparición de esta noticia, desconocida para la mayoría de la población alcalaína, unida a la actualidad del momento, en el que el mencionado Juez comenzaba a intentar judicializar los crímenes del franquismo, hizo que tuviera un eco mayor del que suponía el autor, que no esperaba ninguno, excepto el de que la población conociera un detalle, ignorado por su mayor parte, hasta ese momento.

Al día siguiente recibí diferentes llamadas telefónicas, y entre ellas una del diario El País, solicitando que una redactora, Amaya Izquierdo, viniera a visitarme, cosa que hizo esa misma tarde, publicando de inmediato, el 10 de septiembre de 2008, una nota con el título “Ataúdes para 263 condenados”, en el que comentaba con algún detalle adicional lo aparecido en la prensa alcalaína dos días antes. Todo esto quiere decir que la noticia del número de fusilados en la ciudad complutense había pasado del ámbito local al nacional.

Dos meses después, y tras una serie de jornadas de trabajo en el archivo municipal y en los documentos preparados por Dª Pilar Lledó Collada, sobre la información obtenida por ella en el Registro Civil de la ciudad de Alcalá de Henares, fue ampliada la información que se daba en mi artículo. Decidimos entonces publicarlo, y con la firma de ambos aparecieron en dos días, el 11 y 12 de noviembre de 2008, sendos artículos en el mencionado Diario de Alcalá, en los que, además de un exhaustivo relato de hechos y situaciones, en el aparecido el día 12 se añadía una lista pormenorizada de datos de 286 personas, en la que figuraba nombre y apellidos de cada uno de ellos, fecha de ejecución, lugar de origen, edad, profesión, detalles del lugar de enterramiento en el camposanto local, según el libro del cementerio que conserva el archivo municipal alcalaíno, y la fecha del comunicado de la autoridad militar. Toda esta información procedía de tres fuentes diferentes, (Comunicación citada de las autoridades militar y civil, registro del cementerio, ambas del Archivo Municipal de Alcalá de Henares, y datos de la defunción de las personas muertas por arma de fuego, obtenida una a una del Registro Civil de Alcalá de Henares), que fueron contrastadas para estar seguros de la veracidad de los datos, al coincidir cuantos pormenores personales de ellas aparecían en los diferentes documentos consultados.

Años más tarde, la Asociación que el Sr. Ibáñez preside, comenzó a indagar sobre estos fusilamientos, basándose en la información detallada en párrafos anteriores, “descubriendo” que posiblemente en la zona cercana a la Ermita de la Virgen del Val, habría que excavar por la posible existencia de enterramientos similares a los conocidos como “de las cunetas”. En los escritos nuestros, se decía por activa y por pasiva que, al haber sido la ciudad de Alcalá de Henares, zona republicana durante todo el periodo de la Guerra Civil, afortunadamente no había existido nada de ese tipo de represión, pues esas represalias, normalmente ocurrían en lugares que conquistaba el ejercito “nacional”, o en sitios donde había triunfado el golpe de Estado desde el principio, habiendo eliminado a los líderes y simpatizantes de partidos de izquierda. Una vez cerciorados de su error, comenzaron a investigar los lugares donde se habían llevado a cabo los fusilamientos.

Por vía indirecta fui consultado. Alguien bastante conocido de nuestra familia y amigo personal de persona relacionada con esa asociación de la memoria, me habló solicitando detalles, diciéndome quien estaba detrás, (he consultado con la persona directamente y, de momento, por prudencia, no se citan nombres, pero no existe inconveniente alguno de hacerlo si fuera necesario) y de este modo, se le dijo donde se encontraba la playa de los alemanes, un número estimado de personas fusiladas allí y sobre todo, que la mayoría de esta muertes se habían producido en las tapias del cementerio local. Tiempo después, marzo de 2018, fuimos informados, la Sra. Lledó y yo, por el mencionado Sr. Ibáñez, de su loable pretensión de erigir un monumento a los ajusticiados en las cercanías del rio Henares y de la ermita de su Patrona, pues mencionaba nuestros nombres e investigaciones, en el documento a presentar a la comisión correspondiente del Ayuntamiento local. En el desarrollo de la conversación, entre él y yo, sin la Sra. Lledó, que no pudo asistir, quedó clara la intención de este señor, mucho más política que histórica, mezclando asesinados por sus ideas con asesinos confesos, por lo que se le dijo que retirara nuestros nombres en dichos documentos. Todo ello fue escrito y difundido en dos artículos mios, en mayo 2018 y marzo 2019.

Al parecer existe algún tipo de acción, encaminada a crear un determinado tipo de ambiente, una vez pasadas las elecciones del domingo 10, que favorezcan la inauguración oficial del monumento erigido en el cementerio local, conocido como “antiguo”. Entiendo que debe ser algo necesario, pues quedó demostrado en el pasado marzo que esa Asociación y el Ayuntamiento local no cumplían, ni de cerca, la legislación a la que se aludía en el pobre escrito, presentado por una y aprobado por el otro. Razón por la cual el tal Ibáñez se adjudica el descubrimiento de los enterramientos de los fusilados, y por ello ha acudido a un periodista de un medio digital, acorde con sus ideas, le ha contado una historieta, y le ha facilitado un par de fotos suyas en el cementerio.

Hace meses, marzo de este año, tuve ocasión de decir al Sr. alcalde, por escrito y en la prensa local, la categoría del escrito que se proponía aprobar y los errores que contenía. Ahora se confirma la impostura de la misma persona, que sin haber publicado nada, sin haber hecho ningún trabajo conocido hasta ahora, se adjudica algo dado a conocer hace años. Y el autor de la impostura es además profesor de historia. ¡Que les dirá a sus alumnos! Supongo que les enseñará cómo hacer tesis doctorales, poniendo como ejemplo la del presidente del Gobierno actual, que ha copiado más de una cuarta parte de ella, o las innumerables y vergonzantes de la Universidad Juan Carlos I. Les hará ver que incluir en obras propias párrafos textuales de otros autores y no citar procedencia, como hace el actual presidente del Senado, es lícito, o cómo hacer carreras académicas de altura, como los cursos en Harvard del líder de los populares, que resultaron ser un par de conferencias en los alrededores de Madrid, o la consecución del famoso Máster de la antigua presidenta de la Comunidad de Madrid, que no apareció por clase. Es, al fin y a la postre, lo que este señor ha hecho con su “famoso descubrimiento”. En estos días, todo es válido, para hacerse un nombre, copiando a otros.

Sr. alcalde, ¿recuerda que, a finales del año 2008, Vd. pidió a un farmacéutico familiar suyo, que propiciara una entrevista conmigo para tener la oportunidad de conocerme y hablar de todo este asunto de los fusilados? ¿Recuerda que se celebró en la cafetería del hotel Cervantes de la calle de la Imagen, y que le di todo tipo de detalles del proceso, lugar de fusilamiento y enterramiento en el cementerio? ¿Recuerda que se habló de la existencia de lápidas con nombre y apellidos y también de la imposibilidad de poder saber qué fue de los cadáveres de los enterrados en la fosa común, conocida como el “zanjón”, pues se había modificado toda esa zona en los años sesenta/setenta del pasado siglo, al ampliar el cementerio? Si tiene Vd. buena memoria y es honesto, lo que no dudo en absoluto, ¿Que tipo de credibilidad concede Vd. a una persona que se adjudica ahora, en 2019 “el descubrimiento” de algo que está escrito, publicado y divulgado hace años, y por extensión a dicha Asociación?

Espero que la impostura no tenga entrada libre, como al parecer es la intención, en la institución que Vd. preside, en estos momentos con holgura, y sin necesidad de los apoyos que le permitieron gobernar en la anterior legislatura. Ahora Vd. debe dar pie a la verdad, como es y está demostrado, y no a las mentiras poco piadosas, que utilizan otros para buscar afán de notoriedad. Vuelvo a repetirle lo que ocurrió en Madrid con algo parecido con el cambio de nombres y destrucción de algún monumento, y las medidas adoptadas por la entonces alcaldesa. Destituir a los responsables, volver a restaurar lo destruido y crear una comisión de gente entendida, que hiciera un trabajo serio, al margen de politiquerías absurdas.

En el momento en que el Sr. Ibáñez publique un trabajo de investigación novedoso que amplíe los ya existentes, y no se limite a divulgar, que ha encontrado el lugar de los cerca de trescientos enterrados, cuando hace más de una década que ya se sabía, entonces dejará de ser un pobrecillo impostor.

José María Sanluciano; historiador, investigador y escritor.