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La importancia del tratamiento preventivo y rehabilitador de la Terapia Ocupacional en la enfermedad de Alzheimer

El día 21 de Septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer. Se trata de una enfermedad que afecta al cerebro, suele aparecer en la última etapa de la vida, y representa una forma lenta y progresiva de demencia con evolución distinta para cada persona. La causa del Alzheimer es desconocida y se caracteriza por la destrucción de las células nerviosas implicadas en actividades mentales vinculadas al aprendizaje, memoria y pensamiento.

Los primeros síntomas de la enfermedad se caracterizan por pequeñas pérdidas de memoria, pero con el paso del tiempo esta deficiencia se hace cada vez más notoria e incapacitante, llegando a provocar serias dificultades para ejecutar tareas cotidianas y simples, así como también afecta a las áreas más intelectuales, tales como hablar, comprender, leer, o escribir.

Algunas de las señales que pueden alertar sobre la presencia de este tipo de demencia son las siguientes:

– Problemas relacionados con los trastornos de memoria

– Delirios y/o alucinaciones auditivas, visuales

– Trastorno de la identidad personal

– Cambios de humor: depresión, enfados, ansiedad

– Agitación/agresión

– Alteraciones de personalidad: indiferencia, apatía, irritabilidad

– Alteraciones del sueño y del ritmo diurno, cambios en el apetito, cambios en la actividad sexual

– Alteraciones de la actividad psicomotora: paseos e inquietud, deambulación, seguimiento persistente del cuidador, actos y manipulación repetidos

El tratamiento de la enfermedad requiere la intervención multidisciplinar, en la que hay que tener en cuenta todos los aspectos del paciente en función de la fase evolutiva en que se encuentre. Debe encaminarse a una serie de objetivos que mejoren el estado global del paciente, por lo que resulta imprescindible la combinación del tratamiento farmacológico (en estadíos iniciales retrasan el deterioro de la memoria y la atención) y tratamiento de terapia ocupacional para ayudar al afectado a adaptarse a sus crecientes discapacidades, evaluando y sugiriendo los cambios pertinentes para se ajusten a una mayor funcionalidad y seguridad en su vida cotidiana.

Es fundamental el tratamiento de Terapia ocupacional para las personas que padecen esta enfermedad. Se trata de una disciplina socio-sanitaria que ofrece un tratamiento rehabilitador y/o mantenedor del estado de salud del paciente, mejorando su calidad de vida así como la de los familiares y/o cuidadores. Los objetivos terapéuticos son:

– Estimular/mantener las capacidades mentales para mejorar el rendimiento cognitivo

– Evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales

– Estimular la propia identidad y autoestima

– Minimizar el estrés y evitar reacciones psicológicas anómalas

– Mejorar el rendimiento funcional e incrementar la autonomía personal en las actividades de la vida diaria (AVD)

– Adaptar y estructurar el entorno físico siempre que sea posible

Desde la perspectiva rehabilitadora de la Terapia Ocupacional se busca mantener al máximo posible la autonomía en las AVD, con un enfoque integral del individuo que permita abordar la compleja problemática de los enfermos de Alzheimer desde el plano psíquico, físico y social., incluyendo el entorno, ya que todos estos factores actúan de una u otra manera sobre la realización de las AVD.

Estas actividades, automatizadas, las ponemos en marcha coordinando gran número de capacidades/habilidades de diferentes sistemas (sensitivo, nervioso, musculoesquelético, cardiovascular, respiratorio…), y por consiguiente la alteración en cualquiera de estos sistemas conlleva un fallo en la realización de las mismas. En la enfermedad de Alzheimer la afectación primaria es neurológica pero afecta secundariamente también al resto de sistemas y con un curso involutivo. Por ello, cuando se plantea una línea de intervención terapéutica individualizada, se refiere a una actuación a múltiples niveles y facetas del individuo-familia-entorno. Todos sabemos que no existe un tratamiento curativo para la demencia senil tipo Alzheimer, pero sí existe un tratamiento paliativo de los síntomas (farmacológico) y también un tratamiento rehabilitador de las discapacidades que conlleva.

También hay que tener en cuenta, y no es un factor menos importante, el papel que juega el cuidador de la persona que padece la enfermedad, ya que sobre esta figura recae la carga de todas las tareas. No es un profesional de la salud, su supervisión es casi constante, y la implicación emocional y la responsabilidad los sobrepasa en muchos casos.

A continuación se presentan una serie de consejos generales sobre el abordaje desde el punto de vista del cuidador, y que nos ayudarán a mantener la autonomía del enfermo y a mejorar su calidad de vida. No hay que dejarse llevar por el desánimo y tenemos que estar convencidos que nuestras actuaciones son las correctas.

Consejos generales:

– Mantener un horario constante de comidas, higiene, etc..

– Vigilar y poner especial cuidado en la regularidad del ciclo vigilia-sueño.

– Mantener un entorno lo más seguro, sencillo, facilitador, orientador, adaptado y tranquilo posible.

– Realizar actividad física adaptada diariamente o tan frecuente como sea posible.

– Mantener una estructuración y secuencia, siempre la misma, de las AVD.

– Dar tiempos de tranquilidad y relajación.

– Mantener y estimular las capacidades conservadas del individuo.

– Estimular la participación en tareas cotidianas en el hogar.

– Estimulación de aspectos cognitivos de la persona.

– Simplificar al máximo las tareas de autocuidado. Repetir instrucciones en cada paso.

– Estimular el habla y cualquier comunicación de una forma adecuada, sencilla y clara.

– Orientación temporo-espacial constante.

– Mantener un intercambio social aceptable.

– Buscar actividades de ocio y tiempo libre motivadoras para el enfermo.

– Estar alerta ante el resto de enfermedades, y déficits sensoriales (vista, oído, etc..).

– Normalizar las repercusiones de su conducta. Comprender su estado, su enfermedad.

– Ser flexible y pacientes. La discusión aumentará su confusión.

Por Mercedes Naharro Doñoro, Terapeuta Ocupacional de Vitalia Alcalá de Henares