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Feliz verano, lunáticos / Por Anabel Poveda

Feliz verano, lunáticos  /  Por Anabel Poveda

Después de un año que empezó torcido y se ha ido enderezando con el paso de los meses, llega el ansiado momento del parón estival. Esta rubia ha decidido tomarse el mes de agosto de vacaciones para cargar pilas, recuperar su maltrecho cuerpo zumbero y abandonarse a la hamaca, el mojito, los helados y el “dolce far niente”.

Puntualizo que también espero que los planes veraniegos me inspiren y traigan numerosas historias para compartir con vosotros a partir de septiembre, por aquello de que las vacaciones son un momento propicio para la anécdota, el ligoteo y las risas.

Como algo en mí siente que estoy en pleno cambio de etapa, en un momento de enajenación mental transitoria, llamé a mi peluquera y le dije que necesitaba un nuevo look fashion, fresquito y favorecedor para arrasar este verano.

PELOAsí que allá que fui decidida a decirle adiós al pelo al viento, a la melena por la cintura, a la hora y media de secador, plancha y demás quehaceres del aspecto princesil, y darle la bienvenida al pelo por la oreja que no necesita peinarse, aunque mi inspiración fuera la divina Cameron Díaz y el resultado se asemeje mucho más a María Dolores de Cospedal.

Superado el shock y aceptado el cambio me subo al carro de ser práctica y facilitarme la vida al máximo, autoproclamándome abanderada del movimiento ¡A la porra todo!

El mesecito se plantea estupendo y con un poco de todo. Digamos que, por primera vez en bastantes años, me voy a regalar un verano de planes tan variaditos como las parrilladas de pescado que me voy a meter entre pecho y espalda.

La primera semana me escaparé a Vera, Almería, a ponerme morena como dios me trajo al mundo, con mis amigas y compañeras de terapias… eso sí, hemos decidido que este verano la mejor terapia será disfrutar de nuestra soltería, reírnos mínimo diez veces al día y desconectar de todo con el único objetivo de disfrutar de la vida… que no es poco. “No quiero más dramas en mi vida… sólo comedias entretenidas” que cantaría Alaska.

Después le toca el turno a los papis, que estarán descansando en Calpe y a los que visitaré encantada unos días para que me cuiden y me mimen como sólo ellos saben. Ahí ya me tocará ponerme el biquini, a no ser que quiera ser la única descarada en top-less de toda la playa. Lo único malo de Calpe es que llevo veraneando allí desde que tenía dos años y claro… conozco a todo el mundo. Pero bueno, la experiencia es un grado y voy preparada para encajar el interrogatorio anual playero:

– ¿Qué tal estás?
– ¿Sigues sin novio?
– ¿Tú no te casas?
– ¿No vas a tener hijos?
– Pues hija se te va a pasar el arroz y es una pena con lo majica que eres…
– Anda que seguir sola (y ahí es donde no lo dicen pero piensan, uuuuu la niña tiene alguna tara fijo)

El cuestionario de rigor no sólo lo contesto yo, también mis padres, que los pobres responden con resignación, aunque desde hace unos años les he dado la consigna de que a cualquier pregunta impertinente sobre mi estado civil contesten sin miramientos que “la niña sigue soltera porque salió muy suelta”. No es cierto pero calla bocas.

Al más puro estilo Willy Fog o en mi caso, que soy folclórica, como el baúl de la Piquer, no pararé de moverme y Oporto será el siguiente destino en una escapada low cost con una de mis grandes amigas, donde hablaremos portugués, comeremos pollo y bacalao y haremos un recorrido por las bodegas de vino dulce de la ciudad… (como haya cata en todas terminaremos a gatas).

Las vacaciones terminarán en Ibiza, la isla Pitiusa que me robó el corazón hace años, en buena compañía y dispuesta a descansar, preparar la clase de zumba bailando como un pato mareado en la piscina y volver con la energía al 200% para afrontar todas las sorpresas que me depara el nuevo curso (yo sigo gestionando mis años como cursos escolares de septiembre a junio, me debí quedar anclada en la EGB).

A estas alturas es posible que me haya granjeado unos cuantos odios, insultos e improperios por compartir mis planes tan detalladamente (perdón por la desconsideración), pero no pretendía dar envidia, sino explicar por qué “Lo que diga la rubia” chapa el chiringuito una breve temporada.

VACACIONESA los que les toca disfrutar en estas mismas fechas, exprimid cada día como si fuera el último y los que tienen que trabajar o, por diversos motivos, no pueden salir, buscad aquello que os hace felices y que tenéis al alcance de la mano.

Os deseo un felicísimo verano y espero y deseo ¡que nos leamos a la vuelta!