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¿Es la formación continúa el motor del empleo? / Por José Luis Cuesta

Por José Luis Cuesta (*)

No creo que haya nadie que contestase negativamente a esta pregunta. Pero en este breve artículo voy a intentar demostrar que en la actualidad se está utilizando de forma poco adecuada. Lo cuál, de ser cierto, llevará sin duda a que el motor se gripe, con las malas consecuencias que ello tendría para el coche (entiéndase: empleo).

La formación continua en nuestro país se sustenta en dos pilares:

  • La que ofrecen las empresas a sus empleados (comúnmente conocida como formación de demanda).
  • La que ofrecen las administraciones públicas directamente a trabajadores y desempleados (conocida como formación de oferta).

Los recursos económicos para la formación de demanda provienen de dos fuentes: de lo aportado por las propias empresas y de la cuota de formación profesional que aportan mensualmente empresas y trabajadores. Conocida como crédito anual de formación.

La primera de las fuentes, la contribución directa de las empresas, cada vez aporta menos caudal. En los últimos años, más del 60% de las empresas lo han reducido drásticamente. En el caso de las PYMES ese porcentaje se aproxima al 95%.

La segunda fuente, el crédito anual de formación que tienen todas las empresas del país con al menos un trabajador a su cargo, es realmente el que está soportando en gran medida la formación de demanda. El promedio es de unos 500 millones de euros al año.

El resultado de ambas aportaciones arroja el siguiente dato en el periodo 2004-2014: El tiempo medio por trabajador que realiza formación es de 26,68 horas al año.

Fuente: http://www.fundaciontripartita.org/Observatorio/Pages/Series-Estadisticas.aspx

Los planes de formación de oferta los vamos a desagregar a su vez en dos:

  • Los tradicionales (sectoriales, intersectoriales, para trabajadores de empresas de la economía social y los dirigidos a trabajadores autónomos).
  • Los vinculados a los certificados de profesionalidad.

El tiempo medio por trabajador que realiza algún curso en los planes tradicionales de oferta es 65,70 horas al año. Fuente: la citada anteriormente.

Por consiguiente y por simple aritmética, se puede afirmar que el tiempo medio de formación por trabajador y año es 46,19 horas.

Los cursos vinculados a los certificados de profesionalidad, conformados por módulos de formación, se dirigen tanto a trabajadores ocupados como desempleados.

La información que proporciona la Fundación Estatal para la Formación en el Empleo (FEFE) respecto de los certificados de profesionalidad está referida a los años 2012, 2013 y 2014. Y los datos que aporta son los siguientes: La media anual del trienio de alumnos formados es de 11.081. Y la duración media de los cursos que se han realizado durante el mencionado trienio es de 444,98 horas al año.

Otro dato a tener en cuenta para ver si la formación continua es el motor del empleo, es conocer cuántas personas reciben formación anualmente. Para no aburrir con muchas cifras, solamente decir que hasta el 2011 la media se situaba en el 9% de los trabajadores ocupados, y que este porcentaje ha ido descendiendo paulatinamente hasta el 3% del año 2014. Pero más grave aún es que los trabajadores que reciben formación de las empresas de hasta 9 empleados, que en diciembre de 2015 representaban el 95,82% del total de empresas en España, no llega ni siquiera al 1%.

A la vista de estos datos, parece que los tres eslóganes que aparecen en la página web de la FEFE: “más formación mejor empleo”, “la formación es tu derecho”; “la formación es tu herramienta” no parecen que se estén cumpliendo.

Y la pregunta es ¿por qué no se están cumpliendo? Razones hay varias, pero las principales son a mi juicio las siguientes:

  • Hay que realizar análisis realistas de las necesidades de formación. Es muy importante que éstos sean sectoriales o intersectoriales territoriales. Con ello se irá consiguiendo alinear la demanda de las empresas con la oferta de formación.
  • Hay que aumentar considerablemente el número de personas que puedan acceder a la formación.
  • Hay que reestructurar la forma en cómo se pueden obtener los certificados de profesionalidad. Es inimaginable que las personas que están trabajando puedan asistir cinco horas diarias durante 4 ó 5 meses a clases presenciales para obtener el correspondiente certificado de profesionalidad.
  • Hay que potenciar notablemente la modalidad on line (teleformación se denomina en el argot de las administraciones), para que la formación llegué más fácilmente a las personas.

Con el permiso de la Luna de Alcalá me voy a permitir una licencia de la que nos sentimos muy orgullosos: En solamente un año nuestra empresa ha acercado la formación on line a más de 40 municipios para que todas las personas mayores de 16 años en ellos empadronadas puedan realizar cursos on line de forma totalmente gratuita. Entre estos municipios, en la Comunidad de Madrid, se encuentran Torrejón de Ardoz, Daganzo, Cobeña, Los Santos de la Humosa, Villalbilla; Tres Cantos, Collado Villalba, Miraflores, San Martín de la Vega, Morata de Tajuña, Hoyo de Manzanares, Guadarrama y Navacerrada. La satisfacción de quienes realizan estos cursos es altísima, ya que han encontrado la fórmula para compatibilizar sus diferentes actividades vitales con la adquisición de nuevos conocimientos o ampliar los que ya tenían.

El I+D+i es una necesidad, nadie lo duda, pero sus resultados son a largo plazo. Las medidas a tomar para mejorar la cualificación de las personas y en consecuencia la competitividad de las empresas no pueden esperar. Hay quien afirma que “el 50% de las personas no están preparadas para el puesto de trabajo que ejercen”.

Esperemos que el nuevo gobierno que se conforme, analice con seriedad y rigor el actual panorama de la formación continua y tome las medidas adecuadas para que ésta sea realmente el motor del empleo. Las soluciones se necesitan ya.

(*) José Luis Cuesta es consejero delegado del Grupo Conforsa