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Democracia interna / Por Antonio Campuzano

A falta de elecciones, que ya hubo dos en seis meses recientemente, la atención de los observadores de la actualidad política centran su atención en los procesos internos de obtención del poder en los propios partidos políticos. Los matices de democracia interna son difíciles de averiguar y hay que estudiar e interpretar los estatutos de las formaciones con intensidad y detalle para concluir si hay o no democracia en el interior de estas instituciones.

En las próximas semanas se celebran congresos en el Partido Popular y en Podemos. Si bien en el primero las cosas, sin duda por la costumbre del disfrute del poder, parecen controladas por quien representa la dirección del partido, el presidente del gobierno, con alguna discrepancia aparentemente domesticada como la que representa el ex presidente Aznar, siempre ligado a la ortodoxia ideológica que emana de su pasado de autoridad incontestada.

Así, en Podemos, se asiste a una reñida disputa organizativa que puede determinar algo más que organización, ya se verá, dependiendo si es Iglesias o Errejón quien se alza con el control tras las elecciones internas. El diseño interior de los emergentes, con sus círculos y su especial capilaridad, su especial condensación de afinidades y crecimiento de las mismas, presenta como muy interesante la posibilidad de problemas para Pablo Iglesias para revalidar su hegemonía incontestable hasta el momento.

Caso que supera el interés para saltar un escalón por encima de la gran expectación es el del PSOE, dedicado en estos momentos a resolver el gran galimatías creado por el propio partido el día 1 de octubre pasado, cuando en sesión de comité federal, es decir, con alrededor de 200 militantes con capacidad para representar al partido, se dio una voltereta interna para descabalgar a su primer secretario, Pedro Sánchez, y de este modo desatascar el bloqueo institucional y, de paso, entregar el poder al Partido Popular, muy agradecido hasta el momento por la generosidad de la gestora socialista. Sobre el carácter efímero de esos agradecimientos se cruzan apuestas de todos los colores. No hay mucha experiencia acumulada de respeto institucional del partido en el gobierno. Se seguirá con atención este pormenor. Lo cierto es que se ha abierto un proceso electoral en el PSOE por saber quiénes y cómo gobernarán este fundamental partido ahora en la oposición más colaboradora. Mi

litantes y simpatizantes del PSOE acudirán para este no menor asunto en junio, ya entrado el calor y la pasión. Elecciones, esa denominación que asustaba a Gombrowicz: «el más loco de todos los días, ese día en que la voz de un analfabeto cuenta lo mismo que la de un profesor, la de un idiota la misma que la de un sabio, la de un sirviente lo mismo que la de un potentado, la de un canalla lo mismo que la de un hombre honrado». Así están las cosas.