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De lo malo conocido a lo bueno por conocer / Por Teresa López (*)

De lo malo conocido a lo bueno por conocer / Por Teresa López (*)

Cuando hablamos del Corredor del Henares aludimos a una parte muy importante del que fuera considerado como el “Cinturón Rojo de Madrid” que estaba encabezada por Alcalá de Henares por su gran potencial industrial, su prestigio cultural y sus infraestructuras.

La antigua carretera Nacional II (actual A2), el aeropuerto de Madrid-Barajas, la base aérea de Torrejón y el ferrocarril conectaban y daban forma a un enclave único e idóneo para que, desde la década de los 60, se asentaran grandes empresas como Roca, Cadem, Cristalería Española, Ibelsa, Cointra, Zanussi, Robert Bosch, etc.

Un largo listado de compañías que generaron miles de puestos de trabajo y oportunidades para otras tantas trabajadoras y trabajadores que, con su esfuerzo y dedicación, hicieron aún más grandes las cuentas de resultados de esas firmas, aportando también riqueza a la zona Este de nuestra región. El fuerte crecimiento del sector industrial transformó la fisonomía de la ciudad en todos los órdenes, pasando de los 19.500 habitantes censados en 1950, a los más de 200.000 en los años 90. Una cifra que se ha mantenido prácticamente igual hasta nuestros días.

Con la entrada de nuestro país en la Comunidad Europea empezamos a formar parte también de la llamada Globalización. España, como consecuencia de la apuesta por modelos de producción y desarrollo basados en la construcción y en el crecimiento del sector servicios (auspiciada por los distintos gobiernos bipartidistas) se convierte –de forma paralela al incesante abandono de las industrias de los polígonos– en un inmenso centro de ocio y de grandes superficies. Un giro suicida, incapaz de asumir la mano de obra procedente de las grandes industrias, que supondría el abandono de la producción manufacturera y que relegaría la Investigación, el Desarrollo y la Innovación a posiciones muy retrasadas en el orden de prioridades de las agendas políticas.

La positiva declaración de Alcalá de Henares como “Ciudad Patrimonio de la Humanidad” en 1998 por parte de la UNESCO, es también una buena coartada para los planes de los gobiernos locales, regionales y estatales por convertirnos, casi de manera exclusiva, en una ciudad de servicios, esta vez apostando por uno de los motores de la economía patria: el turismo, que abunda, aún más si cabe, en el concepto de país al servicio de visitantes adinerados de vacaciones.

Frente a esta realidad, dramática para cientos de familias que tuvieron que enfrentarse al fantasma del paro, en parte por la falta de previsión y la incapacidad de los gobiernos titulares del desastre -que algún iluminado de infausto recuerdo dio en llamar “El Milagro Español”- se ofrecían tímidos planes de reindustrialización que han consistido, básicamente, en la implantación de compañías de fácil desubicación que se nutren de mano de obra joven y precaria y que desplazan a los trabajadores experimentados. Y de paso a sus conquistas laborales logradas tras largos años de lucha obrera. En tal escenario la tipología de empresas modelo “pop up” (hoy aquí, mañana allá) han encontrado su ecuación perfecta: misma producción con menor coste y lo más importante: mayores beneficios.

En medio de este panorama desolador nos presentaron el PLAN ACTIVA HENARES. Una iniciativa estratégica, según afirmaban, que fue promocionada a bombo y platillo desde los gobiernos regionales de turno para, supuestamente, lograr “la reactivación económica del Corredor del Henares” con una inversión de 240 millones de euros, aquello fue en julio de 2014.

En abril de 2015 Cifuentes nos prometía- en un acto de precampaña electoral, claro- impulsar este importante Plan que iba crear un entorno económico, tecnológico e industrial por el que las empresas se iban poco menos que a pelear por ubicarse aquí. Empleo, riqueza y mucha, mucha actividad económica es lo que nos vendían con este Plan.

Pasados los años seguimos esperando y preguntándonos a quién creó esa riqueza y en qué cajón está perdido ese Plan. Dónde ha ido a parar la reactivación económica con la ayuda de la Unión Europea y qué ha sido de la solicitud al gobierno de España para que el Corredor del Henares sea designado como zona de Preferente Reactivación Económica. A día de hoy la realidad en el Corredor poco tiene que ver con aquellos grandilocuentes discursos y aspavientos. Lo cierto es que todas esas magnas promesas nos ha llevado a un triste panorama industrial en el que plataformas de almacenaje y distribución de firmas como H&M en Torrejón, Amazon en San Fernando o Lidl, copan algunos de los espacios que, supuestamente, estaban reservados para la reconversión industrial de la zona sobre la bases de la I+D+I más puntera y brillante.

Y he aquí que se aproximan las siguientes elecciones, las de 2019. Y volvemos a leer en la prensa un nuevo Plan regional definitivo que adelanta en grandes titularesla parte del pastel que podría tocar a quienes viven y trabajan (o lo intentan) en la zona Este de la Comunidad de Madrid: “El Corredor del Henares estrenará un proyecto piloto de un polígono «libre de emisiones», canta el medio. Entre 2019 y 2023 se van a crear, nos dicen, algo así como 67.000 empleos en la región “con respeto al medio ambiente y compromiso con una economía circular”.

Además de trabajar en la creación de un polígono donde la contaminación se reduzca a la mínima expresión, nos cuentan, se va a poner en marcha lo que técnicamente se conoce como Living Lab. Es decir, un laboratorio en el que se desarrollen tecnologías de fabricación en 3D para que las pymes accedan a esta tecnología puntera para conseguir una producción más eficaz y competitiva. Lo que añadido a otro de los compromisos adquiridos, que pasa por promover la transición de la economía analógica a la digital, allanando el camino hacia la industria 4.0 en estrecha colaboración entre empresas, universidades y centros tecnológicos, nos da como resultado una especie de resurgimiento de la industria moderna con impacto en el Corredor del Henares. Y así nos vamos entreteniendo…planes y más planes.

Mientras que lo único cierto, tangible y real es que después de décadas de abandono por parte de los sucesivos gobiernos del PP hacia el Corredor del Henares, de la pérdida de miles de empleos y de competitividad, de recalificar y enladrillar la zona, de hundir a miles de familias, ahora se descuelgan hablando de reindustrialización «inteligente» quienes no han mostrado la más mínima inteligencia para desfacer el entuerto que ellos mismos estaban creando.

Han sido una serie de legislaturas perdidas en la Comunidad de Madrid. Sin rumbo, Plan, ni proyecto palpable. Largos periodos de grandes promesas que jamás llegaron a concretarse en algo realmente importante o significativo. Y ya está bien. Ha llegado la hora de acabar con tanto engaño y tanta promesa incumplida. El próximo mes de mayo, puede llegar una nueva primavera política que acompañe a la estacional. Un nuevo periodo en el que desprendernos de lo malo conocido y apostar por lo mucho y bueno que queda por conocer. Un tiempo en el que las instituciones se llenen de poder popular para poner todos los recursos al servicio de la ciudadanía. Este es el compromiso de quienes seguimos creyendo que sí se puede.

Teresa López es Secretaria General de Podemos Alcalá de Henares