La historiadora María Jesús Vázquez Madruga hoy nos descubre historias y rincones desconocidos en Alcalá. Esta semana con la importancia que tuvieron los moriscos de Alcalá
Siempre se habla de que en Alcalá hubo judíos y musulmanes en la Edad Media. Pues bien, en la Edad Moderna también hubo moriscos en nuestra ciudad.
Como es bien conocido, los moriscos eran descendientes de los musulmanes que fueron bautizados y convertidos sí o sí tras la conquista de Granada. Porque tuvieron que elegir entre conversión o exilio. Aunque en muchos casos conservaron sus costumbres, tradiciones e incluso su lengua y religión, en secreto claro, sus nombres son totalmente cristianos: Luis, Juan, Diego, Francisco, Pedro… y también muchos de sus apellidos: Pérez, Núñez, Carrillo, Tamayo, Ximénes, Rubio, Padilla, Navarro, Ortega, etc. De entre los que vivieron en Alcalá, sólo uno de los moriscos conservó su nombre islámico: Moir Ameya.
Como todas las conversiones forzosas, es lógico que muchas de ellas no fueran auténticas y de puertas adentro, en la intimidad, continuaban con sus costumbres, idioma y religión. Porque el hecho de ser bautizados no significa que cambien de fe. Algunos lo hicieron, pero muchos, seguro que no, puede que la mayoría, esto nunca lo sabremos, aunque trataron de integrarse en la sociedad cristiana de la época y con gran temor de la omnipresente inquisición hasta su expulsión en 1610.
(Foto superior Calle Santiago donde hubo una mezquita y luego la iglesia de Santiago ya destruida).
En 1607 había 192 familias moriscas en Alcalá, o “del reino de Granada” como se les llamaba por entonces.
Los moriscos pagaban sus impuestos al Rey y por ello, los recaudadores de cada ciudad anotaban cuidadosamente los nombres y las cantidades que pagaban cada año.
Gracias a ese afán recaudatorio, el Archivo Municipal de nuestra ciudad conserva uno de éstos documentos tributarios de 1607, donde se incluyen además los moriscos que vivían en los pueblos o villas de la Tierra de Alcalá: Arganda, Morata de Tajuña, Los Santos de la Humosa, Orusco, Ambite, Loeches, Carabaña y Santorcaz.
Esto nos dice que no los había en otros lugares de la comarca, como Camarma, Anchuelo o Daganzo, al menos no ese año.
En total en las poblaciones citadas vivían 55 familias, repartidas de la siguiente forma: 17 en Arganda, 12 en Morata, 2 en Los Santos, una en Orusco, 4 en Ambite, 2 en Loeches, 5 en Carabaña y 12 en Santorcaz.
De todos ellos sólo una es mujer, y, como era costumbre a la hora de anotar mujeres, sin nombre propio, sólo era “la viuda de…”
De esas 192 familias, hay 14 mujeres, de las que 11 aparecen como “la viuda de…”; una como “la hermana de” y sólo dos con su propio nombre: Mª Enriques Pardo y Mª de Antequera.
La viuda de Juan de la Rosa era pobre y por ello no paga. Por el contrario, en Arganda, la viuda de Luis Pérez es la que más paga: 44 reales, seguida de la viuda de Lorencio Navarro con 36 reales. Pero en general, las cantidades que pagan estas mujeres son tan variadas como las del resto de los contribuyentes varones, desde un real hasta 40 reales la mayoría.
Entre los varones hay un caso curioso y yo diría que inaudito para la época, pues no aparece citado con su nombre sino como “el marido de la Carretera”.
De todos ellos, 13 pagaron solamente un real y 8 abonaron más de 100 reales y de éstos hay uno que pagó el máximo: 400reales (los herederos de Alonso Navarro). La mayoría (76) pagaban entre 4 y 10 reales seguidos de los que abonaron entre 21 y 50 reales.
Aunque no siempre, a veces se cita el oficio del morisco contribuyente. Hay 3 criados, 3 zapateros y 3 fruteros, uno de éstos fruteros era del mercado; 2 albañiles y 2 alcaller (alfareros). También había los siguientes oficios: sastre, músico, alojero, herrador, carnicero, panadero, herrador, hornero, labrador, hortelano, curtidor, cerrajero y tapiador.
Algunas veces se añade el apelativo, como “el Viejo”, “el Mozo” o el Nono.
Los lugares de origen que se citan son muy diversos, la mayoría de Andalucía: de Baena, Granada, Sevilla, Almería, Málaga, Gibraltar, Guadix, Antequera y Baeza. De la zona centro: Alcalá, Madrid, Talavera, Zaragoza, Molina, Ávila y uno de Cataluña.
La recaudación total de ese año fue de 5002 reales. Se calcula que fueron alrededor de trescientos mil los moriscos expulsados tres años después de la fecha de este documento, lo que supuso una enorme pérdida económica, no sólo para las arcas Reales, (algunos calculan que se dejaron de recaudar más de siete millones de reales al año) sino para el país en general, si bien hubo algunas regiones, como Murcia o Granada donde notaron más esta pérdida por ser las zonas en donde había más moriscos.
Mª Jesús Vázquez Madruga
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