La historiadora alcalaína María Jesús Vázquez Madruga nos desvela oficios que ni nos suenan ya: cereros, arrieros, carreteros…
Hubo oficios en nuestra ciudad que muchos de nosotros no hemos conocido porque hace mucho tiempo que desaparecieron. Otros en cambio, aún nos suenan, bien porque perviven en otros lugares, bien porque los hemos oído a nuestros mayores y no hace tanto que dejaron de ejercerse. Pero hay algunos, como verá el amable lector, de los que nunca oímos ni supimos de su existencia, sobre todo por haber pasado siglos tras su desaparición.
Y sabemos de ellos gracias a la riqueza documental que custodia el Archivo Municipal, pues todos debían pagar impuestos.
Algunos son fáciles de entender por su propio nombre, como el de AGUADOR. De este oficio nos queda la Puerta de Aguadores, porque mayoritariamente venían de allí a la ciudad con sus cántaros cargados y porque no siempre hubo fuentes públicas y no todo el mundo tenía pozo en su casa (foto inferior en homenaje al aguardo en Alcalá).
Oficios relacionados con las armas tenemos vairos: ARMERO, el que hacía o fabricaba, reparaba y vendía armas. ARQUERO o fabricante de arcos y flechas. ARCABUCERO, o fabricante de arcabuces, arma de fuego utilizada desde el siglo XV hasta el XVII. CUCHILLERO, aunque hoy lo relacionamos más a los usos culinarios, algunos de ellos sí siguen siendo armas letales, denominados como “arma blanca” por su peligrosidad.
Otros oficios hacían referencia a los transportes, como CALESERO o CARRETERO. Hoy no existen ni las calesas ni las carretas fuera de los museos. También ARRIERO, que transportaba mercancías en carros, generalmente tirados por mulas.
Algunos hacen referencia al mundo de la alimentación, como CHOCOLATERO, oficio que tuvo su importancia tras la llegada del cacao de América entre las clases más poderosas. MOLENDERO, que era el que molía o llevaba el grano a moler indistintamente, no el MOLINERO que gestionaba el molino. ALOJERO, que hacía y vendía la aloja, bebida compuesta de agua, miel y especias como canela o pimienta y que solían vender en los Corrales de Comedias (foto inferior Corral de Comedias de Alcalá), donde tenían un espacio reservado a tal fin. También el AECHADOR, era el que aventaba el grano para separarlo de la paja.
Los ganados, de los que Alcalá estuvo bien surtida en otros tiempos, dieron oficios como CABESTRERO, que guía las reses vacunas con cabestros. ESQUILADOR, PASTOR y CAPATAZ O MAYORAL DE LOS GANADOS, que era el encargado de los ganados y sus trabajadores. También ALBARDERO, que hacía las albardas o aparejo que se pone en las caballerías para no lastimar el lomo.
Relacionados con los vestidos había JUBONERO, que hacía jubones, prenda de vestir ajustada con mangas. COLETERO, hacía coletos, prenda que hoy llamaríamos chaleco. TUNDIDOR, era el que se ocupaba de igualar con tijeras el pelo de los paños. ESTAMBRERO, el que trabajaba la lana de hilo largo de cierta calidad. ZURRADOR: hoy diríamos curtidor de pieles. TINTORERO, de ahí nuestra calle del Tinte, donde teñían las telas (foto inferior Calle del Tinte. Google Street Maps). TEJEDOR o fabricante de telas. SEDERO, que fabicaba telas de seda muy especiales o que las vendía. BATANERO, era el que manejaba el batán para apelmazar los tejidos.
El mundo de la construcción también nos da alguno ya olvidado, como MAESTRO DE OBRAS, que, según los documentos, unas veces era el arquitecto y otras el equivalente a aparejador. YESERO, que fabricaba yeso y buenos ejemplos hay en la comarca de las yeseras que se utilizaron en otros tiempos. EMPEDRADOR, importante porque empedraba las calles y se evitaban los barrizales; hoy subsiste en lugares como Andalucía o Portugal.
Fianlmente, el mundo de la cultura nos da oficios como MAESTRO DE CAPILLA, era el músico y compositor que dirigía la música sacra en los templos importantes, como nuestra iglesia Magistral. OFICIAL DE LA PLUMA, era el amanuense o escribano que solía haber en las notarías, ayuntamientos o en lugares como la Casa de Contratación de Sevilla.
Del mundo del metal tenemos al HERRERO, que subsiste en otros lugares, HERRADOR, fundamental para las caballerías por fabricar y ponerles las herraduras. LATONERO, que hacía y vendía objetos de latón.
Otros oficios como CERERO, que fabricaba velas. Muchos recordarán La Fuencisla (hoy restaurante, foto superior «El Lagar de Rusty), el último lugar de Alcalá donde se hacían velas de todos los tipos y tamaños y DORADOR, más relacionado con el mundo del arte, generlamente doraba los retablos y las tallas de imaginería.
Por Mª Jesús Vázquez Madruga
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