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Crecer en igualdad: mis temores, mi esperanza / Por Lourdes Castellanos

¡Llegó el gran día! El paso de la escuela infantil a su primer día de colegio. En mi cabeza, como mami, hay muchos temores ¿se adaptará? ¿Le gustará? ¿Estará alegre? ¿Querrá volver mañana?

Pero hay algo que me preocupa mucho desde el día que tuve a mi primer hijo, era: ¿seremos capaces de educarle en igualdad? ¿Existirá la coeducación en igualdad en la escuela infantil y en el colegio? De momento mi experiencia en la escuela infantil me ha respondido que no; y de momento, mi experiencia en el colegio, en la primera reunión, me ha respondido que no.

En España en el año 2018, un 26,3% de mujeres – de 25 a 54 años- empleadas con un hijo, trabaja a tiempo parcial frente al 4,5% de hombres. La principal razón alegada por las mujeres para trabajar a tiempo parcial como consecuencia del cuidado de personas dependientes es el no haber o no poder costear los servicios adecuados para el cuidado de hijos y de hijas, 50,2% frente al 27,7% de hombres.

Las estadísticas sobre violencia de género en España siguen arrojando cifras alarmantes. Al intolerable número de mujeres asesinadas -durante lo que llevamos de año 2019 han sido asesinadas 50 mujeres-se suma la constatación de que están aumentando las actitudes machistas entre adolescentes.

La educación sigue siendo la clave para revertir estos números.

En España se sigue incumpliendo la obligación que recoge el Convenio de Estambul de educar en la igualdad entre mujeres y hombres, así como la de erradicar las violencias machistas, tal y como afirma el Informe Sombra de evaluación de la aplicación en España del Convenio de Estambul.

La actual ley marco de educación, la LOMCE (Ley Orgánica 8/2013 para la mejora de la calidad educativa) debería recoger la obligación de educar en la igualdad entre mujeres y hombres y la de erradicar las violencias machistas. Desde el año 2014, en que el Estado español ratificó el Convenio de Estambul, debería estar cumpliendo esta medida.

Los años de formación inicial en la escuela son cruciales para la construcción de la identidad de las niñas y de los niños.

La escuela actual actúa como lugar preferente de socialización, puesto que durante la infancia y la adolescencia toda persona pasa gran parte de su vida en ella. En este proceso de socialización se interiorizan valores y comportamientos provenientes del entorno en que la mujer y el hombre viven, llegando a asumirlos como propios y naturales.

La escuela es un paso crucial y una pieza maestra para estos aprendizajes de género. Dispone de espacios exclusivos y privilegiados, como son el plan de estudios y el aula. Dos espacios que no comparte con ningún otro ámbito.

La sociedad espera que la igualdad se aprenda en la escuela. Es más, se supone que se lleva acabo de forma generalizada lo que nuestra normativa prevé y enuncia en sus textos. Pero estas enseñanzas y aprendizajes no están programadas ni organizadas sistemáticamente, de manera que alcancen a todo el alumnado se halle donde se halle, como ocurre con las matemáticas, por ejemplo.

La escuela puede ser laboratorio de igualdad, pero también recipiente de desigualdades; puede ser un espacio adecuado para la corresponsabilidad, pero también para la exclusión o el abuso.

No se trata de implantar en la escuela nada que no se halle en los principios democráticos y en las leyes y normas que nos rigen.

La actual escuela mixta y universal es producto de muchas reivindicaciones históricas respecto a la igualdad de oportunidades educativas para las niñas y las jóvenes, pero no está invirtiendo lo suficiente para incorporar el principio de Igualdad al desarrollo ni a la programación educativa.

Todo ello está enmarcado en nuestras leyes vigentes, como la  “Ley integral contra la violencia de género” (2005) y la Ley de Igualdad efectiva entre mujeres y hombres” (2007). En este momento es urgente que la escuela incorpore los nuevos preceptos legales.

¡Ojalá se puedan ir generalizando la coeducación para la igualdad, el respeto y el reconocimiento entre chicos y chicas en las escuelas, que ayuden a acabar con la violencia real y simbólica, así como de la exclusión y negación del otro o de la otra!

«Educar para la convivencia. Educar para adquirir conciencia de la justicia. Educar en la igualdad para que no se pierda un solo talento por falta de oportunidades” (Josefina Aldecoa).

 

Lourdes Castellanos Alcázar  – Trabajadora social