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Lo que diga la rubia / Por Anabel Poveda

Lo que diga la rubia / Por Anabel Poveda

Anabel Poveda (*)

Hola, me voy a presentar, soy ‘la rubia’ que da nombre a este blog donde pretendo compartir con el mundo las anécdotas y experiencias de mi vida cotidiana… porque entre que soy un poco payasa, y que siempre tengo la cabeza en mil sitios… a menudo -sin poder evitarlo- la lío.

Aunque llevo pensándolo mucho tiempo, han tenido que llegar mis amigos de La Luna de Alcalá para poner en marcha esta pequeña columna en un medio joven, dinámico, fresco e independiente con el que me identifico.

Me remango y me pongo a ello con ganas e ilusión. El título del blog, además de un pequeño homenaje a la coletilla que hiciera famosa Florentino Fernández, tiene su origen en una época en la que mi muro de Facebook parecía el Congreso de los Diputados, por los debates que se generaban en él. Bajo el rol espontáneo de moderadora, algunos chistosos escribían a menudo “Lo que diga la rubia” para zanjar las polémicas y, recordando esa anécdota, bauticé este blog que nació inspirado por unos deliciosos platos de comida vegetariana.

Agradezco al dueño de la idea que tuviera la ocurrencia… espero estar a la altura y cumplir las expectativas.

Pero ¿y la rubia tiene algo que contar? Espero que, como mínimo, algo divertido sí… Reconozco que soy un poco despistada y que las prisas me juegan malas pasadas… escribo a una velocidad considerable pero mi cerebro y mis dedos no siempre están todo lo sincronizados que debieran. Eso explica, por ejemplo, que al que hoy es uno de mis mejores amigos le tocara el corazón el día que por mail le dije sin miramientos “¡Oye, si tienes un huevo nos podíamos tomar un café juntos!”. Doy por hecho que después de leerlo atónito un par de veces y ser consciente de que huevo tendría que haber sido hueco, decidió entrar al trapo y me contestó “No tengo uno, tengo dos, y sí, nos podemos tomar un café cuando quieras”.

Esa especie de dislexia transitoria provocada por la prisa no siempre resulta tan anecdótica, sobre todo el día que, en lugar de Lola, puse Loca en un diseño que se imprimió en 500 camisetas que fueron a la basura por mi culpa. Está claro que tengo que prestar más atención a lo que escribo y revisar las cosas dos veces antes de enviarlas y ¡antes de decirlas! o cualquier día vuelvo a ser Trending Topic en los restaurantes de Chueca como la friki que, en lugar de pedir un salteado de pollo, utilizó la versión femenina del suculento ave con lo que eso conlleva… Ejem, no necesito explicar el cachondeo de los camareros el resto de la velada con una petición que estaba totalmente fuera de carta…

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Debo confesar sin pudor que buscando título para este espacio tan personal se quedó a las puertas “Mujer blanca soltera busca”… De repente me acordé de que hace la friolera de 16 años un periodista de raza, amigo y gracioso por naturaleza, de nombre Raúl Pacheco, tuvo a bien darme un premio Gustavo (el Reportero Dicharachero de Barrio Sésamo) a la mejor interpretación femenina por ese título mítico en los años 90. El galardón, que hacía referencia a mi lamentable situación sentimental, no me hizo mucha gracia, pero lo cierto es que una década y media después ¡podría revalidar el título!

Soy blanca, estoy soltera y sin compromiso a los 39 y busco… busco trabajo (periodista recientemente despedida como tantos otros), busco pareja con poco afán al más puro estilo siglo XXI, busco ilusiones, busco reciclarme, busco un camino, busco motivación a diario e incluso, a veces, me busco a mí misma.

Si con alguna de las futuras entradas del blog le despierto una sonrisa a alguien, el objetivo se habrá cumplido… por ahora adelantaros que la rubia se llama Anabel Poveda, es periodista vocacional, apasionada de la danza y las artes escénicas, bailarina y actriz frustrada, activa y cansina en redes sociales y profesora titulada de zumba (ahí es nada)… Iré desmenuzando el perfil en las próximas entregas.

Un placer.

(*) Anabel Poveda es periodista plumilla, charlatana, bailonga y profesora titulada de Zumba