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Alcalá de Henares hoy… Alcalá Diversa / Por Mónica Silvana

Alcalá de Henares hoy… Alcalá Diversa / Por Mónica Silvana

Monica Silvana González (*)

Alcalá de Henares es una ciudad española que funde, en sus calles y en sus gentes, el recuerdo de una historia brillante y el presente de un devenir sin término. Alcalá no es sólo una Ciudad, es un proyecto aún inacabado que se transforma constantemente y a la vez mantiene la magia del pasado. Alcalá es mucho más que los 2000 años de historia, más que la Ciudad de las Tres Culturas, de su patrimonio histórico y arquitectónico, más que una “Ciudad Patrimonio de la Humanidad”.

La Alcalá de hoy reside en sus gentes, en las más de 119 nacionalidades de sus habitantes, en las distintas etnias, en las diferentes formas de expresar su vitalidad, en las diferentes iglesias y confesiones que conviven en sus barrios…, siempre bajo la mirada atenta y eterna de Cervantes.

Alcalá no es sólo una Ciudad, es un proyecto aún inacabado que se transforma constantemente

Alcalá vive y debe vivir la época cervantina porque Cervantes creó con don Quijote la figura más universal de la literatura; Alcalá debe recordar y vivir su Universidad, creada por Cisneros como el hito más importante de la historia de la ciudad y que, recuperada en 1979, está abriendo de nuevo las puertas a la cultura y el saber.

Estatua de Cervantes en Alcalá

Estatua de Cervantes en Alcalá

En torno a los años sesenta del siglo pasado, Alcalá recibió un constante flujo de inmigrantes que, desde otras regiones españolas, llegaron a Alcalá en busca del progreso y el bienestar que no encontraban en sus puntos de origen. La implosión del desarrollo industrial y la creación de las grandes fábricas como Roca, Bosch, Electrolux, etc., en el Corredor de Henares incitó a la llegada de muchos obreros en busca del trabajo que tanto necesitaban. De esa manera, la cultura alcalaína se enriqueció con la llegada de las diferentes manifestaciones culturales de sus comunidades de origen, dotándola de nuevos sabores y colores. Andaluces, extremeños, castellanos manchegos y leoneses, asturianos y gallegos, fundamentalmente, introdujeron, con total naturalidad, sus tradiciones en la vida cotidiana de la ciudad, y hoy en día, cada una de las Casas Regionales es un referente más de la cultura en Alcalá.

Pero recientemente, no hace más de 15 años, las fisonomías de sus gentes se fueron mezclando aún más. En principio, con colectivos procedente de Europa del este. Los polacos tiñeron de rubio y ojos claros a los barrios; posteriormente rumanos y búlgaros aportaron su presencia y su trabajo. Por otra parte, los marroquíes y magrebíes trajeron nuevos sonidos, nuevas formas de entender la vida, y más recientemente los latinoamericanos, africanos y chinos aportaron otras costumbres, y otras tradiciones que, aun siendo muy distintas, comienzan a integrarse en la ciudad.

Los barrios de la Alcalá de hoy están enriquecidos y coloreados con comercios latinos, con peluquerías “afro”, con bazares chinos… Es frecuente escuchar grupos de góspel en el barrio de Espartales; se practican deportes como el béisbol o el softball o el EcuaVol en espacios deportivos y espacios abiertos. También sus iglesias, centros de culto y mezquitas han crecido en participación.

Alcalá debe ser soñaba, como seguramente lo hizo el Quijote, como diseñó Manuel Azaña  los valores republicanos

Alcalá de Henares es mi ciudad. Alcalá es parte de mi destino, una ciudad abierta que siento mía sin renunciar a mi condición de Argentina y Latina. Sobre todo porque en Alcalá me construí en libertad, igualdad y solidaridad; desarrollo mi vida personal y profesional, y apuesto decididamente por el activismo y la política, ambas con la misma ilusión y fuerza. Vivo ambas pasiones con vehemencia, aprendiendo día a día. En la Alcalá de hoy, viven personas irrepetibles con los cuales tuve y tengo el privilegio de convivir.

Alcalá debe ser contada, explicada con pedagogía, como si de Educación para la Ciudadanía se tratara, desde el prisma de una Ciudad Diversa, desde las libertades sexuales, religiosas, integrando los diferentes orígenes y etnias de sus vecinos. Alcalá debe ser soñaba, como seguramente lo hizo el Quijote, como diseñó Manuel Azaña  los valores republicanos. La Alcalá de hoy tiene un reto por delante que no es otro que el de seguir conviviendo de forma pacífica y, si cabe, lograr una mayor integración en todos los ámbitos. Tiene el reto de eliminar todo tipo de manifestación discriminatoria y xenófoba, y ser un ejemplo de tolerancia e integración.

Esa es la Alcalá que quiero… Esa es nuestra Alcalá, una ciudad en la que todos podamos caber y vivir con dignidad y orgullo.

 *Mónica Silvana González es diputada de la Asamblea de Madrid