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San Cervantes, las verdaderas fiestas de Alcalá / Por Óscar Sáez

San Cervantes, las verdaderas fiestas de Alcalá / Por Óscar Sáez

Alcalá celebra tradicionalmente sus fiestas allá por San Bartolomé, cuando desde los últimos días de vacaciones se veía en el horizonte el inicio del curso escolar. Las Ferias siempre han sido criticadas, comparadas con otros municipios, como Torrejón, que en los últimos años nos mojaba la oreja bajo el reclamo de los conciertos gratuitos, un mantra que hay que coger con pinzas: no son gratis -Torrejón, el Ayuntamiento y sus vecinos a través de sus impuestos lo pagan-, son de entrada gratuita, que son dos conceptos tan parecidos como diferentes.

Pero a lo que iba, que Alcalá, buscando unas Ferias mejores, no nos hemos dado cuenta de que tenemos unas Fiestas que mejoran año a año y que van sumando ese componente cultural que tanto reclamamos para la Semana Grande de agosto. La ciudad complutense tiene en San Cervantes sus días grandes, su Fiesta, en la que sacar pecho y en la que recordar que «Alcalá no es un pueblo».

Decenas de miles de turistas visitan estos días Alcalá -qué municipio de la región pueden decir eso y cuántos de España-, la ciudad se engalana y se pone los mejores trajes, que aunque remendados por la crisis y la deuda, es capaz de brillar como Dulcinea del Toboso, aunque el resto del año seamos Aldonza Lorenzo. Hay buen ambiente, actos para niños, cada vez más cultura, personajes reconocidos y reconocibles, una arquitectura única que envuelve el Mercado… Sólo echo en falta una gran fiesta ‘cervantina’, con disfraces, música en directo, terrazas y muchas ganas de pasarlo bien en una de las noches en la Huerta del Obispo, que tiene capacidad para más de 10.000 personas.

Brindemos pues por San Cervantes, que aunque cuando correteó por la calle Imagen no pensaría la que liaríamos años después a la sombra de su estatua.