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Pedro Sánchez y la metáfora del barco y el coche / Por Antonio Campuzano

La mutación de la opinión pública en su fase de urgencia a propósito de la elección de Pedro Sánchez en primarias de su partido responde a esos acontecimientos solo posibles en España, donde la rarezas surgen y se desarrollan agarradas a la espontaneidad. Un fuera de la competición como Sánchez, devastado por los posicionados en el partido socialista y con grandes ventajas a la hora de influir, ha impuesto su criterio de credibilidad frente a una ingente acumulación de fuerza aplicada en su contra.

Los ex presidentes del gobierno socialistas y el ex secretario general de la formación socialista, todos a una, se hicieron fotos de entusiasmo en el refuerzo que suponía la otra opción con etiqueta de favorita. La posición editorial de apoyo abierto de medios de comunicación muy consolidados a Susana Díaz suponía otro empujón a favor de la corriente predominante de la dirigente andaluza.

Pues bien, todo esa construcción de muy improbable falla ha caído con estrépito desde lo más alto de su cota. Díaz ha sido presa del optimismo con resultado de fracaso. El matemático polaco Stanislaw Lem, también novelista, en un libro muy atractivo, La Voz del Amo, en editorial Impedimenta, habla de la «falta de elasticidad combinatoria», por un lado. Y por otro, de la metáfora que aflige a algunas gentes, por ejemplo a Susana Díaz.

Y que es la metáfora del coche que va en un barco y sobre cuya velocidad se pueden producir errores: «no se puede sumar a la velocidad del barco la velocidad del coche». Ese error de apreciación y de cálculo es el experimentado por la presidenta andaluza. A sus méritos ha querido sumar los del aparato. Y se ha demostrado que el libre albedrío electoral de los militantes en un arma cargada de incertidumbre, seguramente cargada por alguien amistado con el diablo.

Pero, ya en trance de búsqueda de la unidad entre la familia socialista, lo que ya constituye materia de estudio es el cambio operado en la masa opinante acerca de emergido Sánchez. Ya nadie cree que es advenedizo amén de ambicioso, inválido intelectual. réprobo de la unidad de España, amenaza de Europa por la potencial alianza con Podemos y cuantas plagas vinieran o viniesen por su merced. Antes al contrario, se dice desde las mismas instancias editoriales que producían ruido y polvo contra el hombre equivocado que puede suministrar tranquilidad a Rajoy e intranquilidad a Pablo iglesias, cuya moción de censura aún no puede ser interpretada. Se agudiza y gana enteros el arrepentimiento en configuración da pasar página. Es una discreta manera de encarar el futuro, pero el precio de la infamia tuvo demasiados garantes.