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Pasopalabra… / Por Anabel Poveda

Hoy tengo que confesaros que escribo un poco torcida. Y es que de un tiempo a esta parte, cada vez que escucho determinadas palabras o expresiones, me sale urticaria. Supongo que es habitual que cada época tenga sus término de moda, pero a mí lo que me pasa realmente es que me enervo porque nos quieren dar gato por liebre. Es como aquella película española que adelantada a su tiempo decía «Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo». Pues igual. Tengo unos cuantos ejemplos de sustantivos y adjetivos que están prostituidos de tanto usarse ¡mal!

En estos tiempos de corrección política en los que hay que medir, pensar y sopesar cada palabra para que no ofenda a nadie, no parece que le demos tanta importancia a la cantidad de veces que realmente nos toman el pelo. Yo he elaborado lo que defino como mi pequeño glosario del odio. Ahí va, a ver si alguien se siente identificado conmigo:

Apego (*)-Desapego (*)

Son las nuevas palabras comodín del público porque se pueden usar para todo. Y las he cogido manía, supongo, porque al parecer soy una puñetera apegada. Sí, que me cuesta desprenderme de las cosas, de las personas, de los sentimientos, y eso está muy mal porque hay que ir por la vida ligero de equipaje y ser libre y no atarnos en exceso a nada. Y mira que yo lo intento pero que no hay manera oiga, que nací con un bote de Loctite en la mano y así moriré, apegá.

* Aprecio o inclinación especial por algo o alguien.

* Falta de afecto o interés por una persona o una cosa.

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Proactivo (*)

¡Viva la proactividad, viva la iniciativa! Y viva incluir en las ofertas de trabajo que necesitan gente proactiva, creativa, valiente y que sea capaz de escribir artículos brillantes y únicos por diez míseros euros. Los candidatos no sé si serán proactivos, pero a los que lo ofrecen en mi pueblo los llamamos «jetas».

*Que toma activamente el control y decide qué hacer en cada momento, anticipándose a los acontecimientos.

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Start-Up (*)

Se supone que son empresas jóvenes, emergentes, innovadoras que pueden irse definiendo casi sobre la marcha. Hasta ahí, perfecto. El problema es cuando en nombre de la Start-up, como si del Santo Grial se tratase, se justifican los abusos y las malas prácticas. Claro, es lógico que como estoy empezando te pida que trabajes gratis un tiempo indefinido, que ya si eso cuando me vaya bien te lo pagaré…

* Empresas emergentes que pretenden crear un nuevo negocio, normalmente basadas en la tecnología.

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Asertividad (*)

Es esa capacidad para comunicar pensamientos, deseos o sentimientos pero, eso sí, sin despeinarse… no vayas a pegar un grito, no te vayas a alterar, no pierdas tu equilibrio interior ni por un momento y, por supuesto, no vayas a mandar a la mierda a alguien, que es delito.

Ni pasivo, ni violento, sabiendo decir NO cuando haga falta y sabiendo reclamar tus derechos sin ofender a nadie. Mi más profunda enhorabuena a los asertivos.

* Que expresa su opinión de manera firme.

Empoderamiento (*)

La leo diez veces al día y, qué casualidad, vinculada siempre a las mujeres… mujeres que se empoderan, mujeres que necesitan empoderarse, mujeres que empoderan a mujeres… necesario es, pero no sé si se ha desvirtuado y frivolizado el término. Personalmente le he cogido manía porque empoderarte parece significar que te dé igual lo que digan cuando te pones en biquini, aunque no tengas el cuerpo de Adriana Lima… como si no hubiera cosas más importantes.

* Hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido.

Y aunque podría seguir con veinte o treinta palabras más, para terminar (esto no está de moda, pero es la expresión que exterminaría de la faz de la tiera)… desterrad el atemporal «eres muy guapa de cara». Señores y señoras, damas y caballeros, niños y niñas, eviten eso que, pretendiendo ser un piropo, lleva implícito un «cuerpo escombro». Hombre, hombre, por dios… no es necesario. Ahórrate el piropo facial que la gente tiene espejos en su casa.