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Machado y las TIC / Por César Piedrahita

Mientras caía la tarde sobre la Universidad Autónoma, más oscura que de costumbre, en una de las aulas de una planta baja cualquiera, un profesor invitado contaba a los alumnos, la organización y puesta en marcha de un proyecto educativo basado en las TIC y su implementación allá en el Instituto Miguel de Cervantes de Embajadores, en el cual trabaja dicho profesor.

Rápidamente me vino a la cabeza Machado, Antonio como casi siempre. Y esta vez no era para traerme alguno de sus versos al hilo de lo que allí se hablaba. Vino como traslación temporal, pues en ese mismo centro varias décadas ha, impartió clases de francés nuestro afrancesado poeta. Y la reminiscencia dio paso a la imaginación e imaginé a Don Antonio, enseñando el verbo Vouloir mediante diapositivas, y comentando a sus alumnos, que para el día siguiente debían leer los poemas de Verlaine que había colgado en Moodle.

Siempre he tenido más curiosidad sobre el pasado que duda y expectación de lo que está por venir. Me hubiese encantado asistir a una de aquellas clases de francés para verificar si Don Antonio tenía la misma pericia y devoción para enseñar los “partitivos” como tuvo la profesora Merche conmigo. Teorema-> Demostración, ya saben.

Después de un rato divagando e imaginando la figura de Machado, se desvirtuaba un poco enfocando el proyector, o sustituyendo su capacidad de oratoria por el protagonismo invasivo de una imagen. Pero estoy convencido que si una guerra o una dictadura no pudo acabar con las memorias de Azaña, tampoco hubiese podido acabar con algún rincón secreto de “la nube” donde pudiesen estar organizados los contenidos que Don Manuel creyese pertinentes para un buen curso de francés. Y ya que Macron no despierta mis deseos de retomar el estudio de tan bello idioma, un vestigio educativo así, sería un aliciente irrechazable. Lástima que las TIC nunca alcancen a desvelarnos a “Machado, le professeur”.