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Las cosas pequeñas de Pedro Sanchez / Por Mónica Silvana

“Mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo”. Esto lo escribió Eduardo Galeano hace muchos años. Lo sigo desde que leí esas palabras. Quizás el secreto del equipo de Pedro Sanchez fue justamente ese, la multiplicación de las cosas pequeñas, que lograron transformar el rumbo del PSOE.

Coherencia. Lealtad a la palabra dada. Compromiso. Democracia. Fueron las principales líneas de la campaña, donde no hubo estrategas ni bufetes de multinacionales, sino practicar el significado de cada una de las palabras.

Esta  campaña empezó por  municipios pequeños y medianos, como el caso de Xirivella (Valencia) o el municipio vecino de Los Santos de Humosa (Madrid). Las reuniones comenzaron casi en la clandestinidad del partido, desde la rebeldía frente a los asaltos a la democracia interna y frente a las estrategias pensadas por los mismos que siempre han estado. Pocos de entrada, pocos cargos públicos que dieron la cara; pero la ola de ilusión se fue haciendo cada vez más grande, y esas pocas personas, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, se fueron multiplicando y multiplicando. Y cuando las estructuras de siempre se dieron cuenta el gen de las pequeñas cosas ya había penetrado en el ideario colectivo de la militancia socialista.

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La financiación también se sustanció con pequeñas aportaciones (no se permitió aportaciones superiores a 300 euros) pequeños, pero de muchas personas, que lograron autofinanciar los costes de desplazamiento, de montaje, etc. No fue necesario pagar a ningún medio de comunicación la ola de la ilusión fue creciendo y creciendo, lejos de morir como se esperaba. Gracias a esas pequeñas cosas que ocurrían en pequeñas agrupaciones se fue construyendo un sueño colectivo. Ese sueño colectivo se hizo realidad: ganar por mayoría absoluta las primarias socialistas, devolver la secretaria general arrebatada y  recuperar la credibilidad perdida.

 

Ganar ampliamente en las ciudades grandes de casi todas las capitales de provincias, ganar en ciudades como Alcalá de Henares para continuar cambiando la vida a muchos vecinos/as. Ganar también en la mayoría de los municipios medianos y pequeños, allí donde comenzó todo.

Fue una experiencia muy positiva, enriquecedora, el haber formado parte de esa “mucha gente pequeña, haciendo cosas pequeñas”… Y como cantaba Serrat “Uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia.

Pero su tren vendió boleto de ida y vuelta.

Hoy empieza todo. Sumemos para ser más fuertes.

(*) Monica Silvana Gonzalez es diputada regional, equipo de Pedro Sanchez en Alcalá de Henares.