Por Silvia Moreno (*)
¡Qué poco nos ha durado este año el paréntesis que nos permitimos con motivo de las fiestas navideñas del típico tópico de nuestros mejores deseos de paz, amor y solidaridad por las personas más desfavorecidas y en esta ocasión, por las personas sirias que desde hace meses huyen del horror de la guerra y del hambre!
Titulares como “1.000 refugiados acosaron sexualmente y robaron a decenas de mujeres en Colonia en Nochevieja“ están hechos para no pasar desapercibidos, tanto por el número como por el origen de los agresores, y quizás y desgraciadamente menos por unos hechos tan deleznables y más habituales de lo que el comienzo del año en Europa nos ha mostrado. Desde que saltó a los medios esta “información” se han sucedido las declaraciones y los titulares teledirigidos por la derecha europea y otros sectores conservadores para mostrar que quienes vienen de fuera son unos “bárbaros” y quien les acogen que menos que unos irresponsables. Están siendo días de mensajes xenófobos continuos, escasos los adecuados puntos de vista sobre las mujeres víctimas de dichos ataques y nulos los análisis del por qué se producen.
¿Hubiera ocurrido lo mismo si los agresores fueran alemanes “de bien” o europeos “sin más”? Evidentemente no, ahora sí que importa la nacionalidad y no que se trate de un hecho delictivo en sí, un episodio de violencia sexual a la que se le quiere vestir de xenofobia. Parece que ahora importaran más las agresiones sexuales por el origen de quienes las cometen, como si fuera urgente acometer una política antiinmigración, no esperar para impartir justicia y mucho menos atajar la cultura de la violación, sin clase, raza ni origen.
No se oye el mismo eco con otros hechos similares, como las violaciones de mujeres y niñas en los conflictos armados de cualquier país lejano a Europa
No se oye el mismo eco con otros hechos similares, como las violaciones de mujeres y niñas en los conflictos armados de cualquier país lejano a Europa o ya ni siquiera en nuestro país con las tres violaciones diarias que se cometen (*) o las agresiones sexuales que se producen en nuestras queridas fiestas populares. Una vez más, las mujeres vuelven a ser utilizadas para desviar la atención hacia otros derroteros que no son las propias discriminaciones y violencias que sufren por el hecho de ser mujeres o en este caso para obviar la auténtica realidad de que las agresiones sexuales son producto del sistema patriarcal en sí.
“Estamos ante una dimensión nueva del delito” ha repetido insistentemente el ministro de Justicia alemán. Pues de nueva nada, es una dimensión racista de un delito sexual universal.
(*) Fuente: Europa Press: En 2014 se registraron 1239 violaciones en España, según anuario estadístico del Ministerio del Interior.
(*) Silvia Moreno es periodista
