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Incoherencias y medias verdades / Por Javier Juárez (*)

Incoherencias y medias verdades / Por Javier Juárez (*)

El PSOE afronta en la actualidad uno de los momentos más complejos y delicados de su historia, y lejos de encontrar unidad de acción, prudencia y apoyo al Secretario General (elegido hace apenas dos años por la militancia socialista), las altas esferas del poder (o micro poder) socialista han forjado una alianza en pos de una rebelión definitiva contra Pedro Sánchez.

Amparados en incoherencias, y en algunos casos medias verdades, los “críticos”, liderados por la hoy Presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, y secundados por una estrategia mediática perfectamente hilada, han tocado corneta para enfilar a sus seguidores en busca de un golpe de Estado que descabece a Sánchez en menos de un mes. Pero en medio del fragor de la batalla se han dado cuenta de que no hay ni tiempo, ni medios que soporten su intentona, y, sabedores de ello, tratan de frenar, como sea, que la militancia hable en las urnas, tal y como ha propuesto ya públicamente Pedro Sánchez.

A pesar de sus errores tácticos, numerosos y frecuentes, de sus titubeos con la nueva derecha “ciudadana”, de sus estrategias fallidas edulcoradas gracias su extraña habilidad de darle la vuelta a las encuestas, Sánchez ha ganado el pulso a las presiones externas (mediáticas y financieras) y está a un solo paso de hacerlo a las internas. Su “no es no” al Partido Popular, su decisión de plantar cara a los “críticos” (que no barones) de su partido, su resistencia a los ultimátum siempre complejos de los intereses de gigantes empresariales, y su coherencia férrea ante los envites, ha hecho que Sánchez, casi de carambola, pase de ser un político desahuciado a ser visto como la gran esperanza de la izquierda española y valorado y apoyado por una gran parte de la militancia.

Y es que las incoherencias y las medias verdades son armas peligrosas que, lamentablemente, han usado los críticos de Sánchez (llámese Vara, Page o la propia Díaz) en las últimas semanas. Si a esto le sumamos la inconsistencia de algunos discursos, el resultado es un Pedro Sánchez aupado por sus propios opositores.

Prohíben a Sánchez hablar con Podemos, pero esos mismos que imponen la línea roja pactan con la formación del señor Iglesias en los Gobiernos de sus comunidades. Dicen que la segunda fuerza no puede Gobernar, pero los mismos que argumentan esto son segunda e incluso tercera en sus territorios. Aseguran que con un 22% de apoyo no se puede formar un Gobierno, pero esos mismos gobiernan en sus Comunidades con resultados similares e incluso inferiores… y ya la guinda del pastel: no se debe consultar a la militancia qué hacer ante este cisma. Todo un manual de baches, escaramuzas, mentiras y medias verdades que la militancia observa desde la indignación y que ha situado a Sánchez en el papel de héroe.

Algunos ven en Susana Díaz la alternativa, algo legítimo y hasta sano. Apoyada por Ciudadanos en Andalucía, socialistas de su ejecutiva, que no ella, ya han mostrado sus cartas y abogado públicamente por “reflexionar” el NO de Pedro Sánchez a Rajoy y tratar de dulcificarlo como sea para favorecer un Gobierno del PP. Frente a este planteamiento, el Secretario General de los socialistas ya ha puesto las cartas sobre la mesa: intentar conformar un gobierno apoyado por Podemos y con una premisa innegociable: NO al PP, ni por acción ni por omisión. Esta es la realidad y a lo que se enfrenta el PSOE. Pedro Sánchez o Susana Díaz. Intentar gobernar o apoyar, por acción u omisión, que gobierne la derecha. Las bases o los despachos. Si gana la opción b, el PSOE estará, desde mi humilde punto de vista, definitivamente en fase vegetativa irreversible. Apoyar un gobierno Popular y/o no dar la voz a las bases sería el epitafio de un partido hoy herido.

El PSOE se juega mucho; es más, se juega el ser o no ser. Pedro Sánchez, quieran o no, ya es el referente para las bases socialistas. Quieran o no ya han hecho de él un héroe, la referencia para la militancia y para gran parte del electorado de izquierda que observaba con atención cada paso. Lo han aupado y han hecho de una estrategia simple y peligrosa como era su NO es NO todo un símbolo de la coherencia y la credibilidad, algo que, por incoherencias o medias verdades, se tambalea en la oposición al líder socialista.

(*) Javier Juárez es Doctor en Periodismo, especializado en Comunicación Política y Género y Docente-Investigador de la Universidad de Medellín