Las Peñas de Alcalá son ruidosas, alborotan, quizás en el desfile de las carrozas no son los más elegantes y probablemente sobre alguno de los juegos que organizan durante las Ferias. Pero los peñistas son el alma de las Fiestas, dan luz en esta época oscura, color en una etapa en las que muchos quieren que volvamos al blanco y negro, y alegría en un momento en el que la tristeza y las caras largas están a la orden del día. Además son solidarios. Muy solidarios en unos días en los que la crisis nos han convertido en personas más egoístas, en la que damos la espalda en lugar de la mano.
Ante ello, ellos ofrecen una sonrisa, una forma de afrontar la vida con optimismo, ven el vaso medio lleno y, si lo ven medio vacío, se lo beben y lo vuelven a rellenar para colaborar. Visitan a mayores en las residencias de ancianos, hacen disfrutar a los menores y animan a todos aquellos que dejamos de ser jóvenes, pero todavía no tenemos un plan de pensiones.
Puede que tengan mala prensa. Quizás los colores y el alboroto estridente impidan a muchos ciudadanos ver el fondo de los peñistas, pero en ese fondo están seres llenos de solidaridad que realizan acciones durante todo el año -no sólo en Ferias- con asociaciones de enfermos, con el banco de alimentos, con los más necesitados… Con todos esos a los que la sociedad necesita y a los que nuestros políticos, que nos quieren llevar a unas terceras elecciones, no tienen en su agenda.
Y claro, se lo pasan bien y disfrutan de la vida. ¿Usted no lo haría? Pues cojan su vaso -medio lleno o medio vacío- y brindemos. Por ellos y por ustedes, porque en el fondo, somos los mismos.
