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Cerrado por vacaciones / Por Anabel Poveda

Como la mayoría de los españolitos de a pie, esta rubia se coge vacaciones el mes de agosto y desconecta de oficina, de blog y del mundo, no sin antes despedirse de sus lectores, esa figura difusa con la que fantaseamos, aunque nunca tengamos la certeza de que exista.

Los últimos meses no han sido fáciles así que necesito unos días de relax y reflexión porque toca hacer ese ejercicio y balance tan poco agradecido que consiste en tomar decisiones, buscar metas, retos y nuevos rumbos.

En julio he puesto fin a uno de los romances más dulces y duraderos de mi vida… el que he vivido como instructora de Zumba en un gimnasio.

Por motivos de salud tengo que hacer un parón en esta actividad tan gratificante y anticelulítica pero como diría Patrick Swayze en el final de Ghost… «no sabes cuánto amor me llevo».

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Bien saber Dior que nunca confié demasiado en mis dotes de instructora, pero mis alumnas me han demostrado día a día, con su apoyo, su respeto y su cariño, que querer es poder y que reciclarse y reinventarse a los casi 40… mola.

A finales de julio convoqué una clase de despedida donde pretendía sorprenderlas y machacarlas con hora y media «non-stop» de Zumba matadora, pero las que me sorprendieron y mataron de amor fueron ellas a mí.

Se merecen, como mínimo, que ese momento tan intenso y emotivo que me hicieron vivir quede plasmado en esta suerte de diario en el que lanzo a la red «Sonrisas y Lágrimas» (en un claro homenaje a la que es una de mis películas favoritas en el mundo mundial, porque está claro que, en otra vida, me pido ser Julie Andrews).

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Las jodías, no contentas con aparecer en masa, las que están, las que estuvieron, las que habían cogido vacaciones y las incondicionales… al final de la clase, y con su monitora completamente fucsia mezcla de esfuerzo y emoción descontrolada, me agasajaron con un ramo de flores y con unas palabras que me hicieron llorar con hipo, cosa que no me pasaba desde que me echaron de un cine de verano por montar un espectáculo cuando Macaulay Culkin muere en «Mi Chica» (upsss perdón, spoiler para los que no la hayan visto).

Imposible no emocionarse cuando tus chicas, tus ya amigas, te dicen lo mucho que te van a echar de menos y lo mucho que han disfrutado bailando contigo al son de todas las canciones del verano y del invierno. Además, gracias a ellas en mi armario brillan las tachuelas de un bolso güeno, güeno, de los de marca, que será la envidia de mi fondo de armario de a diez euros la pieza.

No sé si en este tiempo he contribuido a ponerle un poquito de color a sus vidas, pero ellas han sido mi arcoíris diario.

Dicen «elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ningún día de tu vida» y así ha sido, y yo añado «convierte el no puedo, esto no me va a salir nunca en este paso lo hago yo por mis santos ovarios» y no habrá zumba que se te resista.

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No me gustan las despedidas, así que nunca digo adiós, sólo hasta pronto… zumberitas somos y en el camino nos encontraremos.

Buen verano Lunáticos… sean ustedes felices y que se os vaya de las manos… que una vez al año no hace daño… yo voy a poner todo de mi parte que tengo que darle un poco de chicha al blog en septiembre.