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Andrés Suárez: «He venido a llevarme la vida por delante»

Andrés Suárez: «He venido a llevarme la vida por delante»

Por Saúl Quijada

Amable, tímido y reflexivo. Así es Andrés Suárez, uno de los cantautores más destacados y admirados de la música española. Madurando en las letras y manteniendo la emoción en las melodías ha sido capaz de conquistar escenarios con un arma infalible; su guitarra. Disco a disco, como si del Cholo Simeone se tratase, no ha parado de crecer reclutando a más gente para su particular ejército musical disfrutando, latiendo y sintiendo como el primer día.

– ¿Dónde le encontramos ahora?
– Pues todavía no me lo creo tío pero estoy en casa. He estado una semana entera en Canarias y ahora llevo dos días descansando y preparando el concierto de Alcalá que es una cita que me apetece mucho.

– ¿Cómo lleva los parones entre concierto y concierto?
– Es un momento de gran felicidad porque tengo la fortuna de vivir en una casa alejada del centro donde el césped es verde y el cielo azul. Es el reducto gallego que me faltaba tanto. Son descansos nutritivos y necesarios para afrontar con más ganas la vuelta a la carretera que supone viajar con unos músicos geniales, risas en la furgoneta, películas, promoción, pruebas de sonido y concierto. Trato de centrar toda la energía en esos momentos y cuando llego a casa me gusta desconectar.

“Siento las canciones como la última cosa que nos queda”

– Estando de gira vive en un estado caliente que es muy positivo para componer.
– El estado caliente del que hablas es la droga más poderosa que he tomado en mi vida y se llama música en vivo. Cinco minutos antes de tocar tengo ataques de ansiedad, pánico y nerviosismo. Es una droga genial y poderosa que no es comparable a ninguna sensación. Por otro lado, intento estar a la altura de las expectativas porque la gente hace un esfuerzo por pagar su entrada y venir a verme en directo aguantando kilómetros y largas colas. Siempre me reventaré para que la gente disfrute. Me gusta ser intenso, gozar los momentos y luego descansar.

– ¿Qué le viene a la cabeza cuando piensas en “Mi pequeña historia”?
– Un acierto en forma de disco por el contenido y su preparación. A día de hoy me encanta escucharlo, algo que no me pasa con el primer álbum pero tenía 18 años y las inquietudes y pensamientos eran distintos. Creo que el disco contiene buenas canciones que es de lo que se trata.

– ¿Cómo siente que ha evolucionado su música?
– La música evoluciona a mi ritmo. Cada beso, cada abrazo, cada mirada, cada relación, cada teatro y cada acento me marcan y son parte de mí. No sé si soy más maduro pero sí acepto el tiempo con agrado. El núcleo de las canciones es el mismo, porque hablo de cosas cotidianas como el amor, el desamor o la amistad, pero estoy en un punto más tranquilo y calmado.

– ¿Queremos lo que nos hace daño?
– Sí, siempre. Mi carrera está orientada hacia la luz y el amor. Cuando uno se encierra en casa, baja la persiana y escribe a lo que ha perdido llega un punto en el que cansa. Aunque las cosas no estén a favor hay que tomarse la vida con buena filosofía.

“No sé si soy más maduro pero sí acepto el tiempo con agrado”

– ¿La soledad es su mejor amiga?
– Yo me llevo genial con ella. Siempre he vivido solo y no tengo una soledad artificial sino buscada. La soledad es un momento creativo y la disfruto con mucho placer. Me encanta estar con mi gente, con mi círculo de confianza formado por siete personas pero al final paso muchos momentos solo que me sirven para darle vueltas a la cabeza y pensar en mis movidas.

– ¿Quedan historias por contar?
– Todas. Tengo 32 años y he venido a llevarme la vida por delante. En el momento en el que pierdas la emoción de la música estás jodido y es un síntoma de que hay que parar, pero por fortuna yo estoy en pleno subidón y ahora me marcho a Argentina de telonero de Ana Belén y Víctor Manuel. ¿Qué más puedo pedirle a la vida que amar mi profesión?

– ¿Usted es el personaje que aparece en las canciones?
– Sí, todo lo que canto ha sucedido. Soy muy tímido, aunque parezca mentira, y no paro de contar mi vida.

– Pero hay que convivir con las canciones.
– Sin duda, pero al final las canciones son recuerdos. Posiblemente le escribo canciones a gente que no voy a volver a ver en mi vida pero son una parte de mí y es bonito guardar un recuerdo. Al igual que tenemos álbumes de fotos donde recordamos vivencias yo escribo canciones para rememorar.

“¿Qué más puedo pedirle a la vida que amar mi profesión?”

– ¿Le da miedo el inmovilismo?
– Mucho. Odio la tecnología porque soy un gallego a la antigua y sigo utilizando la libreta y el bolígrafo. Siempre que veo algo que me llama la atención lo apunto para que no se me escape la idea. En trenes y buses han salido cosas bonitas.

– Su casa estará llena de papeles revueltos.
– Ni te lo imaginas. Cuando viene alguien piensa que estoy loco pero soy feliz viviendo entre papeles y palabras.

– ¿Qué cambios va notando en el público?
– Estoy viendo al público de antes venir con sus hijos y, por supuesto, gente nueva. Me da lo mismo que mi público sea de izquierdas, de derechas, que tenga 14 años o 65. Yo le canto al mundo. Espero que no censuren la palabra que es uno de los activos más importantes que tenemos en la sociedad.

– Canciones por encima de todo.
– Yo siento las canciones como la última cosa que nos queda.

CONCIERTO, MIÉRCOLES 2 DE MARZO, SALA THE GREEN IRIS PUB