Por Leandro Fernández
A finales del año 1995 se conformó de manera definitiva el esquema y los grupos de trabajo para la elaboración de un documento definitivo para la historia de Alcalá (CONSULTA EL HISTÓRICO DOCUMENTO). Unos trabajos y unos equipos encabezados por el entonces rector Manuel Gala que con el apoyo del Ayuntamiento y la colaboración de medios de comunicación y agrupaciones generaron el mayor de los impulsos que ha tenido esta ciudad al menos en el último siglo.
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Este impulso que cumple veinte años, al menos en su gestación, cristalizó en la solicitud de 1997 y en la decisión del 2 de diciembre de 1998 en Kioto de convertir a Alcalá como Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Acompaña esta reseña el documento marco de la solicitud, que servirá para técnicos y expertos de evaluar cuál es el momento del Patrimonio en la Ciudad de Alcalá y en qué medida dos décadas después se ha mantenido el fuego de aquella auténtica revolución universitaria, administrativa y social.
Como es evidente las peculiaridades de una ciudad como Alcalá, con un Casco Histórico central que da sentido a la ciudad y que a la vez da el servicio principal de la misma, acerca la problemática de la urbe complutense a las ciudades de similares características. Esto nos lleva directamente a las cuestiones candentes que concurren con una ciudad que ha vivido esencialmente la crisis: ¿Puede una ciudad como Alcalá permitirse un aparcamiento como el del Pico del Obispo que conculca todas las normas y lógicas del Patrimonio? ¿Cuándo finalizará Alcalá la reconstrucción de sus edificios antiguos como el de Sementales o el Palacio de los Casado?
